Antonio Palma, en las instalaciones de la bodega Ibizkus. | Marcelo Sastre

Antonio Palma (Madrid, 1956) preside al CD Ibiza desde junio de 2019. El caso Can Misses tiene a su club y a él en particular en el foco de atención en las últimas fechas, pero lo cierto es que su protagonismo va mucho más allá de la dirección de un club ibicenco o de ser el propietario de la bodega Ibizkus, situada en la carretera de Ibiza a Santa Eulària. El madrileño, que también tiene inmobiliarias y una pequeña empresa en el norte de Francia, es internacionalmente conocido por ser el banquero que rompió lazos con Juan Carlos I, que tenía una cuenta en Mirabaud, grupo bancario que presidió entre 2010 y 2019.

Tal y como recogió El Español hace poco más de un año, en 2008 se creó «una estructura que derivó en la creación de una cuenta a nombre de la Fundación Lucum, de la que Fasana y Canonica eran los representantes. Pero, detrás de todo, el principal beneficiario era el rey Juan Carlos I». El fiscal de Ginebra Yves Bertossa, según desveló El Español, sospechaba que el rey emérito «ocultó cerca de 100 millones de dólares en Suiza».

Cuando Palma, que se incorporó a Mirabaud dos años después de aquello, tuvo constancia de lo ocurrido, peleó por acabar con la situación. Y lo logró. La cuenta se cerró en 2012 y Mirabaud se libró de «una ‘carga’ para una entidad fundada en 1819 y que cuenta con prestigio internacional», como apuntó el medio citado anteriormente.

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El actual presidente del Cedé, como indica El Español, es «hijo de padres españoles que emigraron a Suiza. De origen vallecano, estudió arquitectura, económicas y contabilidad. Antes de su llegada a Mirabaud, ocupó el puesto de jefe de logística del United Overseas Bank (UOB). Durante su mandato en Mirabaud, fue el principal impulsor de que el banco suizo llegara a España. Lo hizo mediante la compra de Venture Finanzas, que se completó en el año 2012. Desde ahí comenzó una expansión por el país que le ha llevado a tener oficinas en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla».

Además, dicho medio recalca que «llegó a dirigir una de las firmas de banca privada más reputadas del mundo después de haber desarrollado en ella buena parte de su carrera. Aterrizó en 1993 y fue en 2010 cuando fue nombrado máximo ejecutivo de Mirabaud, un puesto en el que estuvo casi una década, y desde el que lideró la expansión de la firma por distintos países».

El fútbol es algo muy interiorizado en su familia. De hecho, su hijo heredó de él la pasión por el deporte rey hasta el punto de convertirse en el presidente dle Ginebra, al que ascendió en su primer año a la tercera categoría suiza.