Javi Pérez recibe la presión de Bodiger en un lance de la primera parte del partido de ayer entre el Cartagena y la UD Ibiza. | Pascu Mendez

CARTAGENA: 5

UD IBIZA: 1

Con la cara pintada. Así salió la UD Ibiza de Cartagonova, su estadio maldito, donde hace tres años ya encajó un contundente 6-0 en Segunda B. El equipo celeste encajó ayer su derrota más dura de la temporada, un 5-1 contra el Cartagena que deja muy tocado al conjunto celeste. El equipo ibicenco encadenó así su segundo revés de manera consecutiva, algo que no debería bastar para pulsar el botón de alarma si no fuera por la forma en la que hincó la rodilla: siendo inferior a su rival, sin capacidad de generar apenas peligro y exhibiendo continuamente carencias defensivas.

Cualquiera de los dos contendientes pudo avanzarse en el marcador en los primeros minutos. Por parte local, Silva se topó con el palo en un remate de cabeza y, por parte visitante, Javi Lara disparó sorprendentemente fuera en buena posición tras un centro de Castel.

A partir del ecuador de este primer periodo, los errores individuales lastraron a los unionistas. Los ibicencos cometieron dos penaltis inocentes y totalmente evitables. Uno lo hizo Gonzalo Escobar y otro, Gálvez. Ambos los transformó el veterano goleador Rubén Castro. Entre medias, un zapatazo lejano de Mo Dauda también acabó en gol, una acción que pilló descolocado a un Germán que pudo haber hecho algo más. El tiro fue potente, pero también muy centrado. 3-0 en 43 minutos y partido visto para sentencia. Ver para creer.

Tras el descanso, Juan Carlos Carcedo, que había retirado del campo a Javi Lara y Escobar pasada la media hora para dar entrada a Davo y Gálvez–Rubén pasó al carril izquierdo–, no hizo ningún movimiento de inicio. Fuese por confianza en estos hombres o por ‘castigar’ a los responsables de la goleada, lo cierto es que el decorado no cambió ni un ápice. El tiro de Herrera a los dos minutos de la reanudación no fue más que un espejismo.

Esta boceto de reacción se quedó en nada muy pronto. No en vano, Okazaki se encargó de subir el cuarto al marcador en el minuto 57 con un buen cabezazo.

La UD Ibiza, en la que jugadores como Javi Pérez y Herrera pasaron completamente desapercibidos, navegaba a la deriva. Prácticamente pedía la hora para evitar una sangría mayor. Por si no fuera bastante, Delmás subió la manita tras una dejada de Rubén Castro y todavía quedaba media hora por delante.

Llegó entonces un carrusel de cambios por ambos bandos. El partido se durmió y la Udé, que mejoró ligeramente con Kevin Appin –su rendimiento es óptimo cada vez que tiene una oportunidad– y trató de sumar efectivos en ataque pasando a jugar con una defensa de tres (Goldar, Gálvez y Rubén), sacó su orgullo para, al menos, marcar el gol del honor a falta de un minuto para cumplirse el tiempo reglamentario. Nono, con un zapatazo desde fuera del área, superó por el palo corto a Martínez y maquilló tímidamente el electrónico.
El conjunto de Juan Carlos Carcedo desciende ahora a la zona media-baja de la tabla. La noticia positiva es que tiene a un partido de la zona de playoff; la mala, que también está a otro de la de descenso y ha encajado ocho goles en los dos últimos encuentros, más de la mitad que en toda la temporada. Esos ocho tantos son un serio aviso para una UD Ibiza que debe mejorar este aspecto si quiere que lo de ayer sea solamente un accidente.