No pudo ser. Faltó muy poquito. El sueño de lograr el primer título de la historia del CB Sant Antoni se escapó como agua entre los dedos cuando parecía que ya estaba ahí. Incluso cuando las cosas se pusieron negras hubo luz para la esperanza, pero el Teknei Zornotza cantó el alirón en una final de la Copa LEB Plata que acabó con 66-64 en el marcador. La derrota no empaña para nada el hito que supone para los pormanyins haber llegado a su primera final.
Desde el primer instante, el Sant Antoni demostró que no se iba a dejar intimidar por el ambiente del polideportivo vasco. Haro hizo la primera canasta y Skuja con un triple ponía el 0-5 de salida. Fue un primer cuarto en el que los nervios aparecieron. Costaba un mundo anotar.
Fue en la recta final de este parcial cuando se empezó a usar el marcador. Un intercambio de canastas con ventaja ibicenca que logró una importante ventaja al término del primer cuarto. El 10-17 ponía las cosas de cara.
En el segundo cuarto, la dinámica fue similar. De nuevo fue Haro el primero en anotar. Laron Smith y Bilalovic aumentaban la renta hasta los 13 puntos de ventaja (10-23). La máxima llegó a falta de 6:32 para el descanso con un triple de Antúnez (14-28). Se las prometía muy felices un Sant Antoni que sólo tenía un problema: las tres faltas personales que acumulaba Slezas.
Antes del descanso, los locales, que se habían mostrado muy fallones en el tiro, lograron acercarse un poquito en el marcador y cerrar el segundo cuarto con un triple que dibujaba un 24-35. Ni en los mejores sueños de los pitiusos se esperaba llegar al intermedio con una ventaja así.
Reacción local
Si alguien pensaba que iba a ser fácil, se equivocó. El Teknei Zornotza salió muchísimo más metido al segundo tiempo. Incrementó su actividad defensiva y desarmó el ataque portmanyí. En un visto y no visto, la ventaja había bajado a seis puntos (29-35). Grimau logró la primera canasta de este segundo tiempo para los ibicencos cuando ya se habían jugado dos minutos y medio. Los problemas en ataque eran enormes. El acierto se convirtió en prisas, pérdidas de balón y tiros forzados. También llegó la frustración con los árbitros.
El conjunto pitiuso no encontraba el camino hacia el aro del Zornotza y a falta de 2:50 llegó el empate. Los locales habían conseguido neutralizar la ventaja de los hombres de Carlos Flores. Un triple encendió todas las alarmas. Fue entonces cuando Laron Smith mostró el motivo de su fichaje. Se hizo importante en defensa y con dos palmeos volvía a poner en ventaja a los ibicencos (44-45). La última canasta fue para los vascos, que entraron al último cuarto mandando en el marcador.
El Sant Antoni empezó bien y, primero, Carreño, tras coger su propio rebote en un triple fallido, y, después, Grimau ponían el 46-49. El Zornotza pidió tiempo muerto para frenar este intento de rebelión. El plan salió a la perfección. Iker Salazar volvía a empatar con un lanzamiento desde el perímetro.
El encuentro entró en una fase de batalla total. Las defensas cerraban completamente las líneas de acceso, pero en ese paisaje se desenvolvió mejor el equipo vasco que, con un triplazo, ponía el 64-59 a falta de 1:29.
Grimau sacó dos tiros libres para reducir la ventaja a tres, pero dos rebotes ofensivos de los locales y una posterior falta que acabó con dos tiros libres anotados (66-61) con menos de un minuto parecían definitivos.
El capitán se encargó de dar esperanza con un triple que daba vida al partido. Una vida que se hizo mayor con un tapón de Laron Smith. El Sant Antoni atacó para empatar o ganar. Grimau asumió la responsabilidad. Tiró de galones y buscó un lanzamiento ganador que no entró. Se pidió falta, no se pitó nada y el sueño copero se esfumó.
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