Pablo Castro, ayer en es Pratet antes de comenzar el entrenamiento. | Marcelo Sastre

La UD Ibiza HC Eivissa ha empezado su participación en la liguilla por el ascenso a Asobal como un tiro. Dos victorias en dos encuentros han abierto la ilusión y la posibilidad de soñar con algo muy grande. Uno de los culpables de esto es Pablo Castro Chapela (Cangas de Morrazo, 18-10-1996). El gallego realiza un trabajo silencioso y alejado de los focos, pero es uno de los pilares del equipo y el líder de la defensa celeste.

—Vaya manera de empezar esta liguilla por el ascenso. ¿Qué se respira por el vestuario?
—Como es de entender, pues ahora mismo una alegría terrible, una tranquilidad y una ambición que hacen que sean unas semanas bastante fáciles de trabajar. Hay muchas ganas de trabajar en el equipo.

—Ha sido una temporada con altibajos. Se empezó muy bien, luego un tramo muy malo con muchas lesiones y problemas con el covid, y ahora el equipo vuelve a brillar. Da la sensación de que después de verse en el grupo de descenso, ahora se han liberado.
—Es una liberación y nos lo tomamos como un premio después de haber sufrido tanto. Parecía que estar en el grupo de arriba era prácticamente imposible. Llegado a este punto, parece que nos han dado una segunda oportunidad. Después de haber empezado muy bien y que las cosas hayan salido luego bastante mal, pues esto es una segunda oportunidad de hacer lo que el grupo quiere y es capaz. Trabajar como estamos haciendo ahora y con esa alegría que nos hace sacar los partidos.

—El hecho de ganar a Cisne, el líder del grupo, ha disparado un poco la euforia y hay algunos que se atreven a soñar con Asobal. ¿Es soñar demasiado o se puede?
—A ver, ¿es demasiado? Por su puesto. Es demasiado porque hasta hace un par de semanas antes de ese partido era prácticamente imposible quedar en el grupo de arriba. Ahora, cambiar de mentalidad tan rápido y pensar tan grande puede ser un error. ¿Qué pasa? Que también hay que tenerlo presente porque hay que ser ambicioso y querer competir. Ganas de crecer como jugador. Entonces cuando ocurre esa victoria, es lógico e inevitable, porque somos un grupo joven, que la palabra Asobal ronde por las cabezas. Nosotros tenemos que seguir trabajando para conseguir cada semana una victoria y después ya se verá en qué puesto quedamos. El objetivo ya está cumplido y ahora todo lo que venga, bienvenido sea.

—Esta semana se visita al Zarautz, el último clasificado, pero en un grupo por el ascenso, no sé yo si eso de último hay que cogerlo con pinzas.
—Efectivamente, nosotros el año pasado estábamos en ese mismo papel. Por ejemplo, nosotros fuimos a Antequera que iban a subir a Asobal y les conseguimos empatar allí. En este grupo todos pueden ganar a todos y se está viendo. Nosotros nos metimos in extremis en el grupo de arriba y una semana más tarde estábamos ganando a los líderes por encima de todo pronóstico. Aquí todo el mundo puede ganar y todo el mundo puede perder y va a depender mucho del trabajo semanal y de cómo te respeten las lesiones y esos pequeños detalles.

—Supongo que después de los últimos resultados el equipo llega a esta cita con la máxima moral y ambición posible.
—En un grupo tan joven y con la dinámica que llevamos creo que es imposible perder esas dos cosas. Yo cuando nos veo entrenar así de bien, bromeo y digo que vengan por aquí los equipos de Asobal y ya veremos como lo gestionamos. Estamos en un momento que sabemos que podemos perder contra cualquiera, pero tenemos ganas de jugar contra el que sea. Se está trabajando muy bien y el grupo quiere mejorar y pelear. Ir partido a partido y que sea lo que tenga que ser.

—Si por algo se caracteriza Eugenio Tilves es por su idea de que la defensa es innegociable. En ese entramado usted es el líder.
—Bueno, cuando tienes un rol tan marcado… pues es la importancia que tiene cada puesto. Yo juego en defensa, que es donde me desenvuelvo mejor, pero hay jugadores que tienen un rol distinto al mío y son muy importantes. Ellos también nos llevan a ganar. La defensa es importantísima en este grupo, lo tenemos muy marcado. Somos un grupo muy bueno porque en defensa todos estamos para todos, todos nos ayudamos y somos un buen bloque. Esto nos hace sacar los partidos adelante desde la defensa y en ataque la gente está teniendo una alegría y un desparpajo terribles que nos está llevando a lo que nos está llevando.

—¿Cómo se lleva tener una labor que quizás de cara al espectador no es tan vistosa?
—Es cierto que es un trabajo que es más en segundo plano. En todos los deportes es más llamativo hacer un gol que evitarlo. Llevo muchos años haciendo este papel, viviendo en la defensa y no voy a decir sufriendo porque yo disfruto mucho defendiendo. Es lógico que la gente a veces no sepa apreciar el trabajo que lleva detrás la defensa: el colaborar con el portero, el saber cuándo dar un paso la frente y cuándo atrás…

—En un país como España en el que siempre ha habido grandes defensores, ¿cuáles son tus referentes?
—Te podría decir jugadores de talla mundial que salen en la televisión, pero te tengo que reconocer que si en alguien me fijo es en los compañeros que pasaron conmigo por Cangas, que fueron para mí los dos mejores defensores con los que coincidí y vi. Fernando Eijo y Daniel Cerqueira. Estos dos llegaron a ser grandes jugadores de Asobal y es gente que me ayudó mucho a tener las pautas para defender a día de hoy.

—Regresando a la UD Ibiza HC Eivissa, este proyecto no para de crecer, ¿dónde está el techo?
—El techo lo pondrá el tiempo, de momento no hay que buscar ni techos ni límites. Un grupo tan joven es para bien y, a veces, para mal una bomba, pero este grupo es tan bueno y trabaja tan bien que va a ser una bomba muy positiva. El trabajo está siendo impecable y mientras el grupo este unido y tenga ambición no hay que poner techo porque pueden llegar grandes cosas... o no, pero el trabajo y la constancia están ahí.