IBIZA ENTREVISTA A JORDI GRIMAU CB SANT ANTONI | Marcelo Sastre

Jordi Grimau Gragera (Barcelona, 17-06-1983) seguirá una temporada más en las pistas. El alero anunció en el último partido del curso que seguirá jugando para el CB Sant Antoni. Ahora toca descansar las piernas, pero su trabajo como director deportivo llega al momento más importante. Grimau ya está planificando el próximo curso en el que el objetivo será jugar el playoff.

—¿Qué nota le pone a la temporada?
—Yo pondría un nueve y medio. Más allá de los resultados, el simple hecho de quedar terceros, hacer final de Copa en la temporada del debut y, sobre todo, haber construido una masa social que no existía hace dos años. Creo que todo esto convierte la temporada en un absoluto y rotundo éxito y nos anima a construir sobre esto. El sentimiento del último partido con 800 personas que se esperaron 10 minutos al acabar el partido, aplaudiendo y saludando... Era una parte de lo que soñaba cuando hace muchos años empezaba a pensar en esto.

—Un último partido, cogió el micro y mucha gente pensó que era para anunciar la retirada. ¿Qué le hace seguir?
—Pues estoy en ese punto en el que el verano se me podía hacer largo pensando si seguía o no. La ilusión por jugar ya no es tan grande porque incluso me gusta más el tema de la dirección, pero sí que tengo claro que esa sensación de jugar en casa y ver lo que hemos conseguido me hace muy feliz. Sé que si me retiro, esa sensación no la tendré nunca más. Eso unido a que mi hijo pequeño insistió mucho en que quería seguir viéndome jugar. Son detalles a priori absurdos, pero que en la temporada 22 o 23 pesan más que cualquier detalle coherente. Ver a mi hijo casi llorando por escuchar que no iba a jugar más o ver a toda esta gente empujando en este proyecto me hace pensar que esa felicidad no la encontraré en otro lugar que no sea jugando. El físico me ha respetado y creo que puedo seguir ayudando a nivel deportivo. Mientras considere que no soy una losa y no me estoy arrastrando... Creo que me merecía ese pequeño regalo. Lo dije en el centro del campo para tener la obligación. Decirlo en caliente me ayudó a tomar la decisión.

—Desde un punto de vista resultadista, el haber hecho una primera vuelta tan espectacular y desinflarse al final y caer en primera ronda deje un sabor un poco amargo.
—Creo que es normal esa sensación, pero creo que sería erróneo por nuestra parte quedarnos con eso. La competición tiende a ponerte en tu lugar. Que nosotros hiciésemos una primera vuelta rozando la excelencia con un grupo de jugadores que la gran mayoría venía de EBA, no era lo normal. No era una situación natural para nuestro proyecto en ese momento. Es verdad que una vez que te ves ahí arriba con esa facilidad, jugando tan bien y ganando pues empiezas a pensar que lo puedes tener cerca. Creo que es normal ilusionarse, pero también creo que es normal el bajón que tuvimos después. Cuando empiezas compitiendo muy bien y ganas mucho y pasas a empezar a perder y a tener un desacierto brutal en el lanzamiento exterior... ahí cuesta un poquito más. Los primeros meses metíamos muchos triples y luego no. Ahí había una diferencia de 15 o 20 puntos que son los que condicionan la segunda vuelta. Entiendo la sensación, pero después de la temporada vivida, creo que sería injusto quedarnos con eso.

—El último día entraron en Sa Pedrera 800 personas. Me consta que al club le gustaría que se aumentase el aforo.
—Bueno, hay un proyecto establecido y pactado con las instituciones a través del cual, la temporada que viene deberíamos tener un aumento de aforo con unas gradas supletorias. Todo lo relacionado con instituciones tiene un camino un poquito largo, pero ellos saben que es una mejora que necesita la instalación. Una mejora que nosotros podemos aprovechar, pero que también se puede aprovechar para otros deportes y eventos, como conciertos. Creo que Sa Pedrera con unas gradas supletorias le convertirían, junto con sa Blancadona, en la mejor instalación de la isla.

—Ahora le toca trabajar duro en el verano. ¿Qué espera de cara a la próxima temporada?
—Una parte difícil que es afianzar el proyecto. Ya no seremos una sorpresa, la gente ya nos conoce y nos hemos ganado un respeto de cómo trabajamos, especialmente con los jóvenes. De cómo cumplimos con los contratos, con los proveedores y toda la gente que nos está ayudando. Los inicios suelen ser más fáciles y ahora toca mantener esa línea. El año pasado salimos con el objetivo de la permanencia, pero este año somos conscientes de que conociendo el camino y la liga intentaremos entrar en playoff y llegar un poquito mejor a estos cruces.

—Si cambia el objetivo, también tocará cambiar la plantilla.
—Sí, seguro que habrá muchas caras nuevas. En este tipo de categorías la movilidad de jugadores es muy grande. No solo ocurrirá aquí. En la mayoría de los equipos suele haber seis, siete, ocho o diez cambios. Son jugadores jóvenes con contratos de un año que buscan otras oportunidades y el club también tiene que decidir por quién apuesta y por quién no. Tenemos claro la estructura de plantilla que queremos hacer, pero todavía hay mucho verano por delante, pero lo que sí es claro que habrá muchas caras nuevas.

—Un proyecto tiene que tener un capitán y Carles Flores ha dicho que si arregla unos asuntos personales le gustaría seguir.
—Sí, él tiene una oferta de renovación encima de la mesa desde hace meses. Nosotros apostamos por él. Él ha ido creciendo, con sus aciertos y errores, como todos los que estamos dentro del proyecto. Es una apuesta clara del club y una apuesta personal mía. Tengo mucha confianza en él. Su capacidad de trabajo y su compromiso con el club está muy por encima de lo que le podemos ofrecer económicamente. Su proyección está al nivel de lo que queremos hacer y necesitamos a un entrenador a ese nivel para potenciar a los jóvenes. Al 99,9 % será el entrenador la próxima temporada.