Asier Fernández. | Emilio Queirolo

Su segunda etapa como Director de Preparación Olímpica del equipo español de vela ofrece a Asier Fernández de Bobadilla (Bilbao, 1972) la oportunidad de sacarse la espina y poder completar el trabajo que dejó a medias entre Río y Tokio. Treinta años después de su participación en Barcelona 92 y tras situar a Formentera en el mapa de la vela mundial con Mateo Sanz y compañía, apunta alto hacia París 2024.

— ¿Qué ha cambiado en el equipo desde su anterior etapa?

— Ya conocía al presidente (Javier Sanz) y al vicepresidente deportivo (Chimo González Devesa), sabíamos cómo trabajábamos cada uno y lo que me ha atraído es que tienen un proyecto definido y un objetivo claro, no van dando bandazos. Generan confianza porque buscan dar la mayor cantidad de soporte económico a los deportistas, consiguiendo patrocinadores. Todo el dinero que entra en la Federación se dedica al deporte. Pero para los que están arriba y para la cantera, aportando técnicos y medios para que haya una línea única de trabajo. La idea de Xisco Gil permite unir al equipo olímpico con los juveniles, pero mirando hacia abajo. Además, se ha abierto la esperanza. Cualquier deportista con talento y ganas de trabajar, sabe cuáles son las reglas para entrar y tiene las puertas abiertas. Ofrecerles los medios es nuestra prioridad.

— ¿Resulta compleja la transición hacia esas nuevas clases que serán olímpicas en París?

— El Foil no es el futuro. Es el presente y ha venido para quedarse. Con clases muy atractivas, rápidas y que encajan con el perfil de vida de nuestros jóvenes: velocidad y espectáculo. Las regatas antes duraban 90 minutos y ahora las de Kite son de 8 minutos y con velocidades de más de 40 nudos. Es tremendo. Hay cinco clases que ‘vuelan’ de las diez y hay que adaptarse, entender cómo funcionan y la adaptación está siendo rápida.

— ¿Condiciona la preparación el que sea, además, un ciclo más corto de menos de tres años?

— En la vida, segundas oportunidades es raro tener. Para mí y para los deportistas. En Tokio se quedaron muchos con la miel en los labios en las Medal Race y ahora tienen esa opción. Y vamos a aprovecharla.

— ¿Cuáles son las perspectivas de cara a ese gran objetivo?

— Depende del trabajo de estos meses, podemos tener un buen resultado, porque la base ya está edificada. En Nacra, Iago López ya tiene una buena base y trabajará con Tara (Pacheco). Creo que será rápida esa transición y forman un gran equipo, con ambición y ganas. En 49er están Diego (Botín) y Florian (Trittel), que son dos extraterrestes, dos atletas que se subieron al barco al acabar los Juegos y son los que más horas de entrenamiento llevan. Tienen un extra de motivación alto. Tàmara (Echegoyen) y Paula (Barceló) fueron cuartas en Tokio y son toda una garantía en 49erFX, pero también están Pati Suárez y María Cantero empujando fuerte, quintas en el Mundial. Que haya dos barcos será bueno, más por la calidad de todas ellas. Esa competencia hará más exigente la selección. Joan Cardona está ahí, en la transición, bajando de peso para luchar por otra medalla en Láser (ILCA7). Su capacidad de aprendizaje y sacrificio es brutal. El 470 se ha dividido por fuerza mayor, al hacerse mixto, juntándose las tripulaciones, con gente como Nico (Rodríguez), Silvia Mas, Jordi Xammar o Nora Brugman... Campeones mundiales y medallistas olímpicos que permiten soñar al ser dos barcos ‘top’. Ahí también hay competencia, pero con un enorme respeto entre todos. La clase ILCA mejora muchísimo y crecerá. El iQFoil va dando pasos en forma de resultados y en poco tiempo. El Kite masculino lleva años instalado y es difícil ganar nivel. Y el femenino nos muestra a Gisela Pulido, que lo ha ganado todo. Y lo único que no ha ganado es lo que no se le ha puesto delante, que son los Juegos Olímpicos. Tiene un talento único, espectacular, y a la que le gustan los retos. Es una leona, lista, inteligente, trabajadora y está motivada para tener una medalla olímpica colgada en la primera semana de agosto. Y maneja la presión.

— ¿El sentar unos buenos cimientos permite mirar con más ilusión si cabe hacia ciclos como los de 2028 o 2032 incluso?

— Hay que destacar el trabajo de Xisco Gil (director técnico de la RFEV) con los juveniles. Extraordinario. Ha puesto unos entrenadores para cada una de las clases, con ganas de subir a gente al equipo olímpico. Lo que han visto los deportistas es que se les ayuda a llegar. Se les ayuda en las competiciones, se asignan entrenadores, se ofrece material. Esas sinergias marcarán un antes y un después. De hecho, el primer éxito ha sido pasar de unos 70 deportistas en el Sofía de 2019, a 117 en 2022. A los regatistas se les ofrece la esperanza de poder llegar al equipo olímpico.