Juan Ruiz posa en las inmediaciones de la iglesia de Jesús. | Arguiñe Escandón

Juan Ruiz Hinojosa (Sevilla, 1957) se ha convertido en el nuevo presidente del Gasifred Atlético. El hasta ahora vicepresidente pasa a ocupar el cargo que ostentaba José Ferrer Ribas, fallecido recientemente. El nuevo máximo mandatario apuesta por seguir con la misma filosofía.

—Supongo que no es la mejor manera de asumir una presidencia.
—No. José Ferrer y yo éramos dos de los cinco que fundamos Gasifred. Siempre ha estado con nosotros y lo primero que hago ahora es acordarme de él, porque ha estado haciendo un gran trabajo. Cuando necesitaba algún consejo o apoyo, siempre ha estado ahí. Se lo quiero agradecer aunque sea de una maneta atípica. Por lo demás, mi presidencia ha sido un tema forzado. Yo estaba como vicepresidente y llevaba la gerencia del club. Realmente no cambia gran cosa. Simplemente es que existe la obligación de tener un presidente y se ha formado una nueva directiva.

—¿Hay alguna novedad en la junta con su entrada?
—Sí. Estoy contento porque entra el hijo mayor de José Ferrer, Jordi, como vicepresidente. Nos supone una gran ayuda. Lo menos que podía hacer era ofrecérselo y dijo que si yo estaba, estaría a mi lado sin problema. Por lo demás, siguen estando Vicent Tur, como secretario, Jaume, como tesorero, y Juan e Ildefonso Ortiz, como vocales. Cambia poco. Es más que nada un tema burocrático, aunque acepto el cargo con gran ilusión. A veces tienes aciertos o fallos, y espero tener la menor cantidad de errores posible y luchar por el deporte que nos gusta. No vamos a cambiar la filosofía.

—¿Cómo valora el trabajo de José Ferrer en el fútbol sala?
—Ha sido un presidente atípico. En los 80 le presenté la posibilidad de hacer una directiva para constituir el club y dijo que sí. A partir de ahí, a nivel de fichajes siempre me dio mano libre. Se lo agradezco mucho, porque si estás encorsetado es más difícil trabajar y yo tuve la gran suerte de trabajar con libertad. Cuando me equivoqué y cuando no, siempre tuve su apoyo hata el final. Su adiós es una pena para todos nosotros después de los años que hemos estado trabajando, en primer lugar, y ligados al fútbol sala, en segundo.

Noticias relacionadas

—¿Qué le parece el arranque del primer equipo?
—En pretemporada, nuestra idea era hacer un equipo para estar entre los cuatro primeros. El arranque ha sido desconcertante, pero hemos estudiado las causas. Tenemos siete jugadores nuevos y hay que ensamblar las piezas. Creo que es lo que está pasando. Tenemos mucha ilusión puesta en el proyecto y, con trabajo, esperamos poco a poco llegar, al menos, al playoff. Que después ganes o pierdas en él ya no es importante. Es complicado subir, pero nada es imposible. Se trata de que salgan las cosas. Confío plenamente en el cuerpo técnico y en los jugadores que tenemos. Fuera hemos sacado resultados muy buenos, pero en casa hemos estado patinando una vez tras otra. Aunque no lo exteriorices, siempre piensas eso de ‘a ver si vamos a entrar en una mala dinámica’, pero yo veo algún entreno semanal y los partidos, además de estar en permanente contacto con José Fernández, y pensamos que hemos hecho dos grandísimos partidos. ¿Qué falta? Ensamblar mejor las piezas, que se conozcan mejor los jugadores y, a partir de ahí, refrendar estos últimos resultados el sábado en casa.

—Habla de ilusión y pocos cambios. Aun así, ¿en qué puede variar, aunque sea tímidamente, el proyecto?
—¿Qué podría variar? Poco, salvo que viniera alguna empresa con una aportación económica importante para hacer algo más ilusionante, aunque tampoco es algo que decida si el club va o no en buena dirección. A los clubes de aquí de la isla me remito. Aunque tengas mucho dinero y apoyo, cuando la pelota no entra pues te va mal. Yo estoy prejubilado y no somos gente portentosa a nivel económico. No somos ese tipo de gente, sino trabajadores. En ese aspecto, la ilusión no nos va a parar los pies, porque tenemos mucha. Hay que dar las gracias a las instituciones, que son importantes, porque sin su apoyo nuestros proyectos serían complicados contra equipos como los de Barcelona, que son los de nuestra zona.

—¿Cómo es de difícil esa pelea en Segunda B?
—Tienes que luchar contra equipos con un presupuesto que tienes que triplicar o cuadruplicar. La vivienda nos supone unos recortes importantes. Tenemos prácticamente 14 de fuera. Y eso no ocurre en Sabadell o Manresa, que se van a dormir a una casa y encima tienes muchos jugadores para elegir. Aparte, tenemos la insularidad. Aunque te paguen los vuelos, tienes que pagar un bus, comer... Se nos escapa de las manos, pero es lo que hay y tenemos que aceptar esta problemática.

—Dejando de lado ese handicap en lo que es el deporte de elite, ¿cómo ve el estado general del fútbol sala en la isla?
—Aprovecho para apuntar que no estamos solamente empeñados en el equipo masculino. Hace ya unos años nos metimos en categoría femenina, que fue obra de nuestro querido Marcelino Hernández. Vamos a seguir apoyándolas. Luego, me falta la tercera piedra, que son los niños. Afortunadamente, tenemos niños jugando gracias al apoyo del Ayuntamiento. Hacemos ‘diadas’ y tenemos escuelas, pero nos falta que la federación apoye más al fútbol sala y obligue, aunque sea una cada año, a meter una categoría de deporte base. Meter todas las categorías de golpe puede ser un problema para los clubes de la isla. En Mallorca aportaron una cada año y al final tienen todas las categorías de base. Nos genera una cierta envidia. Seguramente, el San Pablo y el CD Ibiza colaborarían, pero tres equipos es poca cosa. Necesitamos que se sume el Sant Jordi, la Peña… Cuando venga el nuevo presidente de la Federación Balear, Pep Sansó, intentaremos hablar de esto.