El valenciano inició su carrera como entrenador en la Peña Deportiva, en la que previamente había militado como jugador. Ascendió al equipo juvenil a División de Honor, en la que también estuvo al frente de dicho conjunto antes de dar el salto al primer equipo en la campaña 2018-19.
Con el cuadro sénior de los de la Villa del Río firmó grandes gestas. En su primer curso, la Peña Deportiva logró el ascenso a Segunda División B tras imponerse al Tamaraceite en la eliminatoria a ida y vuelta entre campeones de Tercera. La campaña posterior, clasificó a los peñistas para las semifinales de la fase de ascenso a Segunda División (2019-20), en la que cayó contra el Castellón. La siguiente temporada fue la que tuvo un formato especial para repartir los equipos, en función de sus resultados, en Segunda División, Primera RFEF, Segunda RFEF o Tercera. Los de la Villa del Río se quedaron a un paso de garantizarse su presencia en la Primera RFEF, pero se tuvieron que conformar con acabar en Segunda RFEF.
Destino Cornellà
El buen hacer de Raúl Casañ le permitió recibir ofertas de más allá de las Pitiusas y decidió embarcarse en su primer proyecto lejos de la isla. El valenciano fichó por el Cornellà, que hasta entonces encadenaban siete temporadas consecutivas en Segunda B. Su aventura con los catalanes finalizó a finales de marzo de 2022, cuando fue destituido. Por entonces, el equipo marchaba cuarto por la cola y quedaban diez jornadas por delante.
La campaña pasada, Raúl Casañ firmó por el Unionistas de Salamanca, donde tampoco completó la temporada. A mediados del pasado mes de febrero fue destituido. Dirigió a los salmantinos en 24 jornadas ligueras y se marchó con el equipo en decimocuarta posición, con cuatro puntos de ventaja sobre la zona de descenso.
Ahora, el técnico retoma su carrera en la isla. Lo hará de la mano del CD Ibiza con el objetivo de llevar a los rojillos a Segunda RFEF.
Aunque en el fútbol dos y dos no tienen que ser cuatro, con Casañ se buscaría la estabilidad que no existió la temporada pasada. En ella, el cuadro ibicenco contó con cuatro inquilinos en el banquillo. Raúl Garrido comenzó en él, pero fue destituido. Sergio Tortosa hizo de técnico interino una jornada hasta que llegó Manu Calleja, que también fue despedido. El club apostó entonces por Marcos Contreras, guardameta del equipo y técnico en las categorías inferiores, con quien tampoco se pudo reconducir una situación que ya estaba teñida de negro.
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