En junio de 2019, Santa Eulària celebró una de esas gestas que alimentan el alma de los clubes humildes. La Peña Deportiva sellaba su ascenso a Segunda División B tras superar al Tamaraceite en una eliminatoria agónica, decidida en la prórroga. Aquella victoria, con gol de Nacho y con Raúl Casañ en el banquillo supuso el inicio de los mejores años futbolísticos en la Villa del Río.
La temporada 2019/20 fue la más brillante en la historia del club. No solo logró mantenerse, algo que jamás se había logrado en las anteriores incursiones a Segunda B, sino que acabó en cuarta posición en el Grupo I, clasificándose para el playoff de ascenso a Segunda División. La irrupción de la pandemia del COVID-19 alteró el desenlace, y en la burbuja de Marbella, la Peña cayó ante el Castellón, que acabaría ascendiendo, en un partido marcado por unas más que discutidas decisiones arbitral. Aquel equipo dirigido por Casañ, con una propuesta valiente y eficaz, rozó lo imposible con jugadores como Pipo, Pepe Bernal, Higor Rocha o Copete.
La nueva era
En 2020/21 llegó la reestructuración del fútbol español. La Peña quedó encuadrada en un grupo de transición que repartía billetes para la nueva Primera RFEF, pero no logró acabar en el grupo cabecero. No fue un año sencillo, pero los de Casañ que sufrieron en el tramo inicial, pero acabaron logrando eludir el descenso a Tercera y quedarse en Segunda RFEF, categoría en la que seguiría disfrutando de un buen fútbol.
Casañ dio paso a Manolo González. El técnico sorprendió y el equipo desarrolló una identidad reconocible con uno de los mejores estilos de la categoría. El club también acertó en los fichajes, encontraba perfiles útiles año tras año y llegaron dos años seguidos en los que se peleó por el ascenso a Primera RFEF. Dos temporadas de un fútbol magnífico, llegando a unos playoffs en los que la suerte no sonrío a la Peña.
Con la etapa de peñista de Manolo ya finalizada, el club le dio las riendas a Axel Vizuete. Las cosas no salieron bien y fue destituido. Llegó entonces Alberto Gallego. El técnico enderezó el rumbo y logró la permanencia en un año complicado que acabó siendo el preludio de lo que iba a llegar en este curso.
Una caída inesperada
La presente temporada empezó con expectativas altas. Con Gallego en el banquillo, la Peña aspiraba de nuevo a la zona noble con un buen fútbol que colocó al os ibicencos en la pelea por el playoff. Nadie esperaba lo que estaba por llegar en la segunda parte de la temporada. El mercado invernal fue un desastre para los intereses peñistas. Se fueron varios de los jugadores clave y los repuestos no dieron la talla. El equipo empezó a caer, de pelear por los puestos de playoff a intentar eludir el descenso. Caída libre y sin frenos. Una sola victoria en la segunda vuelta para certificar el regreso a Tercera. Un duro golpe para unos fieles al Municipal que se habían acostumbrado a ver a un equipo que hacía un fútbol bonito y que destacaba en la categoría por ese estilo.
El regreso a Tercera, seis cursos después, duele. Se rompe una etapa gloriosa, esa en la que la Peña dejó de ser un equipo de pueblo para convertirse en un actor reconocido en el mapa nacional. No eran pocos los jugadores que querían venir a Santa Eulària porque consideraban que era un lugar ideal para crecer y dejarse ver. Ahora toca levantarse. Si algo ha demostrado la Peña Deportiva en estos años, es que puede reinventarse. Toca ver qué proyecto y ambición tiene en mente la directiva. La última vez se subió por la vía rápida.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.