Luis Enrique, exseleccionador español, durante un partido del Mundial. | MATTHEW CHILDS

En los veinte días que la selección española convivió en Doha, la visión que la Federación tenía de Luis Enrique fue cambiando hasta provocar la decisión de un relevo en el cargo de seleccionador tras una serie de razones que provocaron la pérdida de confianza en el técnico asturiano, según apuntan a EFE fuentes federativas.

1. El estilo innegociable

Es el que desea la Federación, con el presidente Luis Rubiales a la cabeza. El mismo que impulsó a España a sus años de mayor éxito con la conquista de un Mundial y dos Eurocopas consecutivas en cuatro años de máxima gloria. Sin embargo, la sensación de retroceso tras lo avanzado llegó ante Japón y desesperó frente a Marruecos. El abuso de la posesión horizontal sin apenas verticalidad ni disparos a puerta rival puso en duda el estilo innegociable de Luis Enrique.

Apostó por él hasta el último día y no le dio el resultado esperado por mucho que sus jugadores lo ejecutasen a la perfección, como él mismo reconoció. Dentro echaron en falta un plan alternativo dentro de los 26 jugadores convocados, alguna variante táctica como en otros momentos de su etapa como seleccionador había realizado, como el doble pivote Busquets-Rodri ante Francia en la final de la Liga de Naciones, o la posibilidad de haber jugado con dos puntas.

2. La negativa a la renovación

La Federación presentó en más de una ocasión una propuesta de renovación a Luis Enrique. La negativa del técnico no se debía a aspectos económicos. Pese a que sabía que el deseo era ir renovado, el suyo era no atarse y ver el nivel que se daba en un Mundial. Debía ser el salto de calidad iniciado en la Eurocopa 2020, con unas semifinales que pocos esperaban.

No quería ataduras el asturiano y la Federación no quería que el tema fuese tratado públicamente durante meses, con el riesgo de desviar la atención de lo deportivo y la sensación de poder del entrenador por encima del deseo de los que deben tomar decisiones. Nunca supo nadie de la RFEF lo que haría Luis Enrique. Por momentos le veían tan feliz que no dudaban de su continuidad, pese a no entender que no firmara; en otros pensaban que añoraba la vida de un técnico de club. En el último momento les llegó, de forma indirecta, que por la cabeza del asturiano pasaba seguir hasta la fase final de la Liga de Naciones en junio de 2023.

3. Las apariciones en Twitch

El Mundial de la selección española pasó a ser el Mundial de Luis Padrique, el mote que le encantó al asturiano en el nuevo papel que adoptó de 'streamer'. Captó toda la atención de público y medios de comunicación cada noche. Quitó protagonismo a los jugadores, reconociendo que no era por protegerlos, pero como líder de la selección como en alguna ocasión se autoproclamó, todos los focos se dirigieron al entrenador.

Nadie de la Federación conocía sus intenciones hasta que lo anunció públicamente en Doha. Realizó los directos sin mostrar los patrocinios de la selección, al margen de todo, como una apuesta personal sin seguir las normas que todos cumplen. Sirvió para mostrar la cara más personal de Luis Enrique, la más cercana y auténtica, pero también para generar molestia dentro de la Federación. Directos cuando se disputaban partidos del Mundial y de posibles rivales en el camino.

4. La división

Luis Enrique no deja indiferente a nadie. Es lo que ocurre con un técnico de tanta personalidad. En sus inicios como seleccionador logró suavizar su imagen, esquivar enfrentamientos, unir a todos en torno a la selección. Sabía que su figura generaba controversia por temas del pasado, declaraciones que jugarían en su contra como seleccionador, como un antimadridismo reconocido. Sus grandes conocimientos como entrenador lograron rebajar el ruido.

Con el tiempo, sin embargo, fue recuperando un papel más agrio y su última rueda de prensa fue un mal presagio. Desafiante en la gran parte de las respuestas que le llegaron de periodistas españoles. Sabía que en ese momento ya existía una división total en torno a su figura en los medios de comunicación que, la Federación vio que se extendía a parte de la afición. No solo sorprendió esa imagen dada, también el poco entusiasmo en la preparación del duelo ante Marruecos, la falta de emotividad en el mensaje del técnico a los jugadores, acostumbrados a ver antes de los partidos importantes, algunos montajes especiales preparados por el cuerpo técnico. Desde la derrota ante Japón vieron a un técnico más apagado.

5. Un Mundial inesperado

Los resultados mandan en el mundo del fútbol y el principal argumento que cambió la opinión de Luis Rubiales y José Francisco Molina fue la falta de buenos resultados en Qatar 2022. De un inicio que invitaba a soñar, a una realidad que piensan no se corresponde con el momento que atraviesa el fútbol español. Los cuartos de final eran lo mínimo exigible para un grupo de jugadores a los que solamente los penaltis les alejó hace año y medio de la final de la Eurocopa.

España regresó donde no esperaba estar en un Mundial. De nuevo estancada en la barrera de los octavos de final, cometiendo un error por un exceso de confianza ante Japón, en diez minutos de "colapso" que incluso tuvieron a la selección 180 segundos fuera del campeonato en la fase de grupos antes de ser clasificada gracias a Alemania. Las malas sensaciones se confirmaron ante Marruecos. No estar a la altura que se esperaba fue determinante para decidirse por una cambio en el banquillo y dar por cerrada la doble etapa de Luis Enrique como seleccionador.