Imagen de Fernando Alonso a bordo de su Ferrari durante los test oficiales de Fórmula Uno. | Gustau Nacarino

El circuito de Montmeló concentra la actividad del gran circo de la Fórmula Uno y todos los focos y todas las miradas se posan sobre el F10 de Fernando Alonso. Ferrari estudia el fallo que obligó al asturiano a dejar a medias su penúltimo test de pretemporada, pero la agenda de trabajo de la Scuderia también contempla una reunión que puede resultar decisiva para el futuro del circuito Illes Balears.
Ferrari ha tomado la iniciativa para conocer de primera mano los detalles del proyecto. Después de desconvocarse un primer contacto en Italia, los avances realizados en las últimas semanas han propiciado que el director deportivo de Il Cavallino Rampante, Massimo Rivola, reciba hoy en la Ciudad Condal a una delegación balear formada por el presidente de la Federació de Motociclisme de les Illes Balears (FBM), Pep Yuste, el delegado de Menorca de la Federació d'Automobilisme, Agustín Àrbex, el director técnico, Sebastià Crespí, y el arquitecto Gabriel Palmer.


Encuentros


Las gestiones del menorquín Agustín Àrbex han habilitado un encuentro con Ferrari al que le seguirán sendas reuniones con los responsables de Pirelli y con el RACC, una entidad estrechamente vinculada al archipiélago por su acuerdo de colaboración con la FBM. Precisamente el presidente del organismo que rige el deporte de las dos ruedas en las Islas, Pep Yuste, abandera un proyecto que acumula cuatro años de trayectoria y suma paulatinamente garantías.
El paso al frente del municipio de Llucmajor y las gestiones bien encaminadas con inversores internacionales dan forma al diseño de Gabriel Palmer, que ha confeccionado un proyecto que ha acumulado múltiples elogios por sus virtudes técnicas para todas las modalidades deportivas y la notable sinergia de factores claves como la seguridad o el respeto hacia el medio ambiente, entre otros.
La creación de una comisión conjunta por parte de las federaciones territoriales de motociclismo y automovilismo ha supuesto un paso más en el lento y discreto avance de un proyecto cuyo arduo trabajo avanza sobre seguro. Yuste, Crespí y Palmer han mostrado su hoja de ruta a las instituciones, pero el plan es volver a dirigirse a ellas para resolver los trámites con los terrenos.
El circuito, que tiene la parcela de la financiación adelantada, ha encontrado acomodo en Llucmajor sobre el papel y el consistorio que dirige Joan Jaume ha expresado su predisposición. El apoyo de las instituciones será decisivo para la reconversión o recalificación de unos terrenos que ya están apalabrados.
El eje para la construcción del circuito sería la creación de una fundación que combinaría la implicación tanto pública como privada. Consiste en un modelo que se ha puesto en práctica en alguna de las doce zonas de la Península y Canarias que ya se han puesto en marcha para disponer de un circuito en su territorio. Y es que una instalación de estas características redunda en favor del turismo y el deporte, algo que cobra especial importancia una vez que el trazado existente (Mallorca Renn Arena) acumula deficiencias de seguridad y constantes altibajos en sus prestaciones.
Más allá de favorecer a los aficionados locales, un circuito de estas características responde a objetivos de la principal industria de Balears:la desestacionalización, la llegada de turismo de calidad o mejorar la condición de la Isla como destino para el turismo deportivo etc. La posibilidad de albergar entrenamientos de equipos o visitas de pilotos privados de dos y cuatro ruedas, entre otras muchas opciones, alimentan una parcela de negocio que impulsaría a la afición y, sobre todo, a la economía.