Un instante de la concentración que llevaron a cabo los pilotos en sa Coma el pasado día 30, con Matt y Curreu a la izquierda de la imagen.

La delegación de motociclismo continúa sin recibir noticias esperanzadoras por parte del Consell Insular d’Eivissa sobre el cierre del circuito provisional de sa Coma por alto riesgo de incendios.

Ninguna de las iniciativas que ha llevado a cabo el colectivo del motor para hacerse escuchar han servido para modificar la decisión de Medi Ambient de clausurar el recinto hasta el próximo mes de octubre.

Además, entre los pilotos existe el temor de que los trabajos de la nueva depuradora retrasen más allá del mes de octubre la reapertura del único circuito de motocross de la Isla.

Los pilotos, que llevan sin poder entrenar desde el pasado 24 de mayo, debaten nuevas acciones para denunciar una situación que aseguran no sucede con ningún otro trazado de motocross de la geografía española.

Algunos pilotos proponen realizar una nueva concentración a las puertas del Consell d’Eivissa, en la Avenida de Espanya de Eivissa, incluso marchar desde el parking de Gesa hasta el edificio de la máxima institución insular manifestando sus derechos como deportistas y reclamando los permisos pertinentes para rodar de manera legal. Otros prefieren reiniciar por su cuenta los entrenamientos en lugares como Cap Martinet o Cala Compte, de manera ilegal, asumiendo el riesgo de ser denunciados.

Escepticismo

El responsable del motocross en las Pitiüses, Matt Rodríguez, no cree que los pilotos puedan volver a entrenar este verano en sa Coma. «Nadie del Consell nos informa nada. Hablo con Rafa Triguero [conseller d’Esports] y siempre nos dice que espera noticias; que espera que lo solucione el Ibanat o encontrar una empresa de limpieza más barata», lamenta el delegado insular.

Y es que el motivo por el que siguen sin poder entrenar en el acuartelamiento es un punto de la normativa de Medi Ambient que obliga a mantener despejados 10 metros en los márgenes del circuito. «Nosotros nos hemos encargado del resto. Hemos gastado casi 1.000 euros en arreglar el trazado; 2.500 en el camión y más de 1.000 en las cubas. No tenemos esperanza de que hagan nada y nos estamos organizando para entrenar donde sea», apunta Rodríguez.

A la dejadez de las instituciones se une ahora la desazón del delegado insular, que se siente sin fuerzas ni tiempo para moderar el debate interno del colectivo del motor: «Hay gente que propone cosas, que deberíamos hacer esto o lo otro, pero si nadie se lanza y va por delante esto se queda en el olvido. Yo estoy muy liado para encabezar movilizaciones». La indignación del colectivo, no obstante, crece a medida que avanzan los días sin un lugar donde poder entrenar y competir.