Los jugadores del Felanitx se lamentan tras el tercer gol de la Peña. | Rubén J. Palomo

PEÑA DEPORTIVA: 4

FELANITX: 1

El esperado debut de Mario Ormaechea en el Municipal de Santa Eulària resultó un auténtico canto al fútbol de ataque. La Peña Deportiva refrendó su gran arranque liguero con un cómodo triunfo frente a un Felanitx que se adelantó en el marcador gracias a una pena máxima, pero que pudo marcharse de la Villa del Río con una goleada histórica.

La Peña ofreció un ejercicio majestuoso de presión y verticalidad. Alentado de manera incansable por el técnico barcelonés desde la línea de cal, el equipo de la Villa del Río orquestó un partido brillante en el que protagonizó innumerables ocasiones de gol generadas por medio de la presión, la movilidad y el talento de sus futbolistas.

Ormaechea parece haber sacado lo mejor de todos y cada uno de los jugadores de su plantel. Amén de haberles dotado con su genuino ‘gen’. Carácter, personalidad, ‘hambre’. Diego Piquero, llamado a ser el tercer delantero del equipo, engordó su cifra goleadora hasta las cuatro dianas –ayer anotó dos–, mientras que Ramiro, algo más discreto que en Lloseta, volvió a ver puerta, en esta ocasión para nivelar la contienda.

El equipo se repuso casi sin pestañear del primer susto de la tarde. En una jugada a balón parado, el cuero golpeó las manos de Peke. Decisión polémica y muy discutida por la parroquia local. Toni Muñoz avanzó entonces al Felanitx a los 7 minutos.

La Peña, con tres cambios respecto al once que batió al Llosetense en la primera jornada, edificó la remontada a través de dos pilares básicos: Sergio Ausín y Osky.

Pronto comenzaría a cercar la meta defendida por Pep Martí. Peke, de volea, y Piquero, lento en la definición, pudieron empatar el choque, pero fue Ramiro quien, a los 28 minutos, estableció la igualada tras una brava acción de Peke robando un balón en la línea de fondo.

Poco después, Ausín estrelló el balón en el poste y el propio Aitor no alcanzó el rechace para marcar a puerta vacía. Eran los mejores minutos de una Peña envalentonada, crecida en lo físico y espoleada en todo momento por Ormaechea desde el banquillo.

Salida en tromba

El paso por los vestuarios dio un nuevo plus al conjunto local. El Felanitx apenas podía contener la fiereza de su adversario. El tándem que formaron Ausín y Pando funcionó a la perfección. Y Osky era el hilo conductor de todas las transiciones del equipo, secundado en el costado derecho por el ibicenco Raúl Gómez. De sus botas nació el 2-1. Botó un córner que cabeceó en primera instancia Berto y Piquero, en el segundo palo, cabeceó a bocajarro (min. 56).

Las llegadas al área de Martí se fueron sucediendo. Unas veces a través del juego combinativo; otras con cambios de orientación o desplazamientos medidos con escuadra y cartabón.

A los 67 minutos, se repitió la misma escena del primer penalti. Ahora fue el visitante Berni quien cambió la dirección del balón con las manos. Piquero, que ya acertó en Lloseta, transformó el penalti en el 3-1.

Pero de la alegría por la sentencia se pasó al desconsuelo ante una nueva lesión de un miembro de la plantilla. De Pablos, en su primer esprint tras ingresar en el césped, notó un pinchazo muscular en el cuádriceps de su pierna (min. 74). El mismo que le viene afectando desde hace años. A falta de las pruebas pertinentes, el centrocampista levantino podría permanecer entre dos y cuatro semanas de baja.

El equipo siguió a lo suyo mientras José Luis saltaba al terreno de juego. Pudo marcar el cuarto la Peña en una jugada de estrategia en la que Pando remató solo gracias al aclarado de sus compañeros. Pero fue en la jugada siguiente cuando el propio futbolista cántabro robó un esférico fruto del ‘pressing’ local a la salida de balón del Felanitx. Escorado, envío al punto de penalti, donde apareció Osky para cabecear a la red (min. 77). El equipo al completo le dedicó el tanto a ‘Depa’ en otro hermoso gesto.

El gol servía para rubricar su magnífica actuación. La de todo el equipo. La Peña fue fiel al estilo Ormaechea y realizó una demostración de poder ante su afición.