Los equipos se preparan para una de las ediciones con más lujo en cuanto a participación. | José Sanchís

La Vuelta Ciclista a España arranca este sábado en Puerto Banús (Málaga) en una de las ediciones más atractivas de los últimos años, con la presencia de los cuatro primeros clasificados del pasado Tour de Francia, que prometen repetir en el innovador recorrido diseñado por Unipublic la 'batalla' que vivieron hace apenas un mes.

La ronda nacional se ha encontrado con una participación de lujo con la que no 'contaba'. Tenía asegurada la presencia de los españoles Alejandro Valverde (Movistar Team) y de Joaquim Rodríguez (Katusha) como principales reclamos junto al joven italiano Fabio Aru (Astana), segundo en el pasado Giro de Italia, pero tras la 'Grande Boucle' no dejó de recibir buenas noticias.

Así, Froome, ganador del Tour, dejaba caer que estaba pensando en correr la Vuelta pese al desgaste para sumar su segundo triunfo y finalmente confirmó su deseo. Pero antes, Vincenzo Nibali (Astana), campeón en 2010, y Nairo Quintana (Movistar Team), el que más problemas creó al natural de Kenia en las carreteras francesas, daban su 'sí' a la tercera 'grande' para conformar un póker de auténtico lujo del que sólo falta Alberto Contador (Tinkoff-Saxo), cuyo fallido intento de doblete Giro-Tour le impedirá defender su triunfo de 2014.

Además, en la línea de salida habrá otros nombres importantes como el del estadounidense Tejay van Garderen, del BMC, que querrá resarcirse de su abandono por enfermedad de la ronda francesa cuando era serio aspirante al podio, o del español Mikel Landa, tercero en el Giro y que completa un potente Astana para batirse con el Sky y el Movistar Team.

Todos los mencionados contarán como serios aspirantes para ocupar el podio final de Madrid en una cita que se presenta muy atractiva y con terreno para atacar, aunque aquellos que no han corrido el Tour intentarán aprovechar su mayor frescura para evitar una repetición de lo visto en el mes de julio.

En este sentido, en teoría Valverde parece el jefe de filas por delante de un Quintana al que ayudó en el Tour para que el colombiano finalizase segundo en la general. «La carretera decidirá quién es el líder. Hasta entonces, el equipo trabajará para los dos», apuntó el murciano, actual número uno del ranking UCI, quien siempre rinde bien en la Vuelta, carrera que ganó en 2009 y en la que ha subido al podio en las tres últimas ediciones (segundo en 2012 y tercero en 2013 y 2014).

Sin embargo, el recorrido, con más de 10.000 metros de desnivel, se ajusta más a su compañero de equipo, que ya en el Tour demostró su poderío cuando la carretera se empinaba y que llevó el miedo a Froome. Ambos ya vivieron una situación similar el año pasado que terminó cuando Quintana, que llegó a ser maillot rojo, tuvo que abandonar por dos caídas consecutivas.

La misma tesitura afronta el Astana, donde Aru se perfila como el líder por delante de Nibali, el 'jefe' de la escuadra, y de un Landa que rindió muy bien en la 'corsa rosa'. El joven escalador italiano ya ofreció sus condiciones el año pasado con dos triunfos en alto y partirá como el número uno de los de Alexandr Vinokourov.

Froome

Todos pendientes de la motivación y 'gasolina' con la que afrontará Froome la Vuelta, aunque el británico no se limitará a ser un espectador de lujo y buscará pelear por un doblete bastante extraño en el mundo del ciclismo. De hecho, nadie logra el doblete Tour-Vuelta en la misma temporada desde que lo hiciese el gran 'Caimán' Bernard Hinault en 1978, 15 años después de que lo hiciese su compatriota Jacques Anquetil, el otro que puede presumir de este éxito.

El ciclista inglés intentará ganar su tercera 'grande' en una carrera en la que se dio a conocer mundialmente cuando fue segundo tras Juanjo Cobo en la edición de 2011. A partir de ahí, su nombre empezó a sonar con fuerza hasta que en 2013 se coronó en París por primera vez y el año pasado fue de menos a más hasta convertirse en el rival directo de Contador por la victoria, aunque se tuvo que conformar con el segundo puesto.

El recorrido, con nueve finales en alto, todos inéditos y con especial atención a la jornada por Andorra, favorece a sus rivales pero, al contrario que en el Tour, Froome sí tendrá a su favor una contrarreloj individual, de casi 40 kilómetros y situada al inicio de la semana final. Lo más duro se perfila en Andorra, con la considerada etapa más dura que jamás se ha disputado en la Vuelta, y en el paso por Cantabria y Asturias.