Oriol presiona a Daniel Sancho en una acción del partido de ayer entre la Peña Deportiva y el Salou, en Santa Eulària. | DE

Paupérrima. Así fue la imagen de la Peña Deportiva en la tarde de ayer. El equipo de Marlon Velasco cayó de forma estrepitosa contra el colista de la competición, el Salou, que, hasta ayer, solamente había conseguido una victoria en nueve jornadas.

Ningún equipo había endosado tantos goles al conjunto peñista, que escenificó su peor tarde de la temporada en Santa Eulària. La derrota fue tan dura que en el último minuto los jugadores santaeulalienses no fueron, ni siquiera por orgullo, capaces de correr a defender los ataques de los catalanes. Una lástima.

Se preveía un partido asequible para los santaeulalienses, que tenían ante sí la oportunidad de escalar a la zona noble de la tabla. La visita del farolillo rojo y la llegada del transfer de Medina, que hizo su debut, hacía que todo estuviera de cara, pero nada más lejos de la realidad. El Salou se encargó en menos de diez minutos de dejar claro que no había venido de paseo a la isla. Antoni, tras driblar a Juanan, y Omar, con un disparo en posición escorada, pusieron el 0-2 en el marcador para sorpresa de todos. Pedro redujo distancias en el minuto 13 tras una buena acción de Toni Rosselló, jugador que se echa una y otra vez el equipo a la espalda, pero los locales se fueron al descanso por debajo en el marcador después de que Yuyu estampara un disparo en el larguero en la recta final.

Tras el asueto, Pol puso tierra de por medio y el nerviosismo se instauró en el pabellón, donde pocos creían lo que veían. La Peña evidenciaba una notable falta de argumentos para hacer daño al último clasificado. Marlon decidió entonces probar a jugar de cinco aun quedando 11 minutos por delante. Craso error. La jugada le salió rana. Nada más entrar Oriol como portero-jugador, los tarraconenses pusieron tierra de por medio (1-4).

El posterior tanto de Medina parecía meter de nuevo en el partido a los peñistas, pero no fue más que un espejismo. Dos tantos desde más allá del centro del campo dejaron el partido visto para sentencia (2-6, minuto 35). La grada, incrédula, celebró incluso un balón que se metió en una de las canastas laterales de baloncesto tras un rechazo. Y es que en Santa Eulària no había otra cosa que festejar ayer.

Los locales redujeron distancias hasta el 4-6. Quedaban 57 segundos por delante para tratar de marcar dos goles, pero lo que pasó fue todo lo contrario. La apatía de los peñistas hizo que el cuadro visitante transformada hasta tres dianas en menos de un minuto, entrando hasta la cocina como Pedro por su casa en un partido que sólo sirvió para bajar de la nube a la Peña.