Antoine Griezmann celebra su gol con Blaise Matuidi y Laurent Koscielny. | PETER POWELL

Franica 2-0 Albania

Francia: Lloris; Sagna, Rami, Koscielny, Evra; Kante, Matuidi; Coman (Griezmann, m.67), Payet, Martial (Pogba, m.46); Giroud (Guignac, m.77).

Albania: Berisha; Hysaj, Ajeti (Veseli, m.84), Mavraj, Agolli; Lila (Roshi, m.71), Abrashi, Kukeli (Xhaka, m.73), Memushaj, Lenjani; Sadiku.

Goles: 1-0: m.90: Griezmann, 2-0, m.96. Payet

Árbitro: William Collum (Escocia). Amonestó a los albanés Kukeli (m.55) y Abrashi (m.80).

Incidencias: Partido de la segunda jornada del grupo B disputado en el estadio Velodrome ante 63.670 espectadores. Se dedicó un minuto de aplausos en memoria del policía Jean-Baptiste Salvaing y su esposa Jessica Schneider, secretaria en una comisaría, asesinados por un yihadista el lunes en Magnanville, a 50 kilómetros de París.

Un gol de Antoine Griezmann, de cabeza y a la desesperada en el 90, y otro de Dmitry Payet, seis minutos después, le evitaron el ridículo a una selección francesa caótica, que pasó a octavos pero no encontró hasta entonces la forma de desarmar a la meritoria selección albanesa.

Griezmann, señalado por su propio entrenador como uno de los culpables de los apuros pasados en la jornada inicial, compartió banquillo de inicio con Pogba, para convertirse finalmente, de nuevo en héroe, gracias a un centro de Rami desde la banda que cabeceó en el centro del área libre de marca.

Hasta ese minuto de fortuna, el modesto equipo que dirige el italiano Gianni di Biasi, el 42 del mundo, le sacó los colores a la principal favorita al título. Demostró que los dos resultados previos (un empate en 2014 y una victoria el año pasado) no fueron fruto de la casualidad y metió en el diván a una selección que ha llegado a la Eurocopa sin un plan definido.

Sacrificó esta vez Deschamps a Pogba y Griezmann, caídos en desgracia tras el partido ante Rumanía, y también cambió el dibujo. Trató de abrir el campo con Kingsley Coman y Antonhy Martial en las bandas y puso como enganche Dmitry Payet, el nuevo ídolo francés.

Pero sin dinámica de juego, ni creación en el centro del campo, Francia fue un equipo demasiado previsible para poner en aprietos al voluntarioso conjunto albanés.

Payet bajó en demasiadas ocasiones al centro del campo y no logró filtrar más que un pase que desaprovechó dentro del área Martial, demasiado lento. Como el jugador del Manchester estuvo atropellado y Coman inconsistente, todo el plan ofensivo francés consistió en buscar a Olivier Giroud por alto.

Al final del primer tiempo, dos cabezazos altos Giroud por todo botín, Deschamps tuvo la sensación de que le había fallado el plan. Sobre todo, porque Albania no sólo se fue sacudiendo el dominio, sino que jugó los últimos minutos en campo francés y sólo le falló el acierto final, ante una defensa francesa echa un flan.

Dio entrada a Pogba en lugar de Martial, tras el descanso, devolvió a Payet a la banda y Francia, aunque de forma atropellada comenzó a crear peligro; un testarazo de cabeza de Coman nada más comenzar el segundo tiempo, otro remate alto de Pogba tras un gran pase con el exterior de Payet... Y, previamente, un gran susto, porque su defensa sigue teniendo lagunas y, casi de rebote, a punto estuvo de encontrarse con el gol si no hubiese estrellado el balón al poste Ledian Memushaj (m.51).

Pasada la hora sin resultados, Deschamps ya había regresado a su idea original del comienzo del torneo; entró Griezmann y salió Coman.

Y, mientras desde la grada reclamaban a un exOlympique, André-Pierre Guignac, un nuevo cabezazo de Giroud se estrellaba en la base del poste (m.69).

Al final, a la desesperada, Deschamps complació a la grada. Guignac, que ha vuelto a la selección desde la Liga mexicana, fue recibido como un héroe, con 13 minutos por delante para arreglar lo que iba camino del desastre.

Pero ni así cambió el panorama. Aunque a empellones, la selección francesa metió a Albania en su área y en el último instante encontró la solución, primero por medio de Griezmann y, en la última jugada con Payet. Goles que evitan el desastre y dan el pase a octavos, pero que no maquillan la falta de juego del anfitrión.