Héctor Cúper, durante el encuentro. | Amr Abdallah Dalsh

La Egipto que dirige el entrenador argentino Héctor Cúper eliminó este miércoles a Burkina Faso tras un disputado encuentro y una agónica tanda de penaltis, y retornó así a una final de la Copa de África siete años después de que alzara su séptimo título.

El héroe del partido fue el portero de 45 años Essam El Hedary (Wadi Dekhla), quien llegó muy discutido a esta fase final pero que, según han pasado los partidos, se ha convertido en el talismán de «los faraones».

El veterano portero, que tienen cuatro títulos continentales en sus guantes, comenzó en el banquillo, a la sombra de quien es considerado su sucesor natural, el portero del Zamalak de El Cairo, Ahmad el Shenawy.

Sin embargo, la mala suerte de este se alió con la providencia que parece habitar junto al longevo cancerbero, y El Hedary hubo de ingresar en el césped a los 25 minutos de ese encuentro inaugural del grupo D debido a una lesión.

Desde entonces mantuvo la portería a cero durante 433 minutos, hasta que el 73 de la semifinal jugada este miércoles con Burkina Faso Aristide Bancé, delantero del ASEC Mimosas, acabara con la condición de invictos de los faraones.

Hasta ese instante, el duelo se había ajustado al patrón esperado: Burkina, uno de los equipos revelación del campeonato, llevó el peso del juego y se anotó las mejores oportunidades, mientras que Egipto aguantó atrás, serio y muy concentrado, en espera de un error, un contraataque o una genialidad.

En los primeros diez minutos, Batli Toure (Omonia Nicosia) y Abdou Traore (Karabükspor) ya habían probado los templados nervios del hombre con más partidos jugados en una fase final de la Copa de África.

Paulo Duarte sorprendió con la titularidad de Bance, el hombre de la victoria en cuartos, y el espigado delantero del Mimosas marfileño tampoco le decepcionó: se movió bien por el frente de ataque e intimidó en un par de ocasiones antes de romper con un precioso gol las redes de El Hedary.

Para entonces, Egipto ya había sacado petróleo de la solidez, la templanza y la solidaridad que ha inculcado Cúper a un equipo de «obreros del fútbol», bregado en la liga local y en la 'Champions' africana, aderezado por grandes gotas de talento.

El entrenador argentino, que ha sacado a Egipto de una travesía del desierto de siete años ausentes de la fase final, repitió planteamiento y, en ausencia de Mohamad Elnany (Arsenal), volvió a dejar en el banquillo a la gran promesa del fútbol egipcio, el centrocampista del Stoke City Ramadán Sobhi.

El futbolista de 19 años entró en el minuto 85, fresco, y dejó detalles de la clase y del talento que atesora, y trazas del enorme jugador que puede llegar a ser.

Aún así, Cúper prefirió dejar las opciones de gol en las botas de Mohamad Salah, la única gran estrella que queda en este campeonato africano, con permiso de los hermanos Ayew (Ghana).

Y el delantero de la Roma también cumplió: en el minuto 66 culminó con un espectacular tiro cruzado desde el pico del área a la escuadra contraria la única jugada bien trenzada en ataque de los egipcios en todo el partido.

La alegría apenas duró siete minutos, los que necesito Bancé para bajar con el pecho en el punto de penalti un templado centro lateral de Charles Kabore (Krasnodar) -tras un balón bien pelado por Steeve Yago- y empalmar a la red.

Con la misma tónica, Egipto agazapado y Burkina Faso buscando el gol que le metiera en su segunda final -tras la perdida en 2013 frente a Nigeria (1-0)-, se llegó a una muerte súbita en la que comenzaron con mejor pezuña «los caballos».

Hervé Koffi, el ágil meta de 20 años de Mimosas, detuvo el primer lanzamiento, obra de Abdala Said (Al Ahly Cairo).

Pero después se disfrazó de villano al asumir la responsabilidad del cuarto lanzamiento, que detuvo su colega egipcio. Crecido, el guardameta leyenda, que aspirará a su quinto título, esperó con parsimonia el último penal, cedido a la estrella de Burkina, Bertrand Traore.

El Hedarty ya era internacional absoluto con Egipto cuando el joven delantero de 21 años del Ajax nació: suficiente, quizá, para adivinar la trayectoria y dar a Cúper la posibilidad de convertirse, dentro de cuatro días, en el segundo latinoamericano en alzar la copa de África, tras el brasileño Otto Gloria.