El Real Madrid echó mano del espíritu al que tantas veces recurrió Rafa Nadal para levantarse de la lona y llegar a ser el número uno y con ello tomó ventaja ante el Nápoles, al que el influjo de Diego Armando Maradona no le bastó para aprovechar el tempranero golazo de Lorenzo Insigne.

Ambas figuras, cada una en su tiempo, muy distintas, con su estilo, con sus vivencias distantes años luz, estuvieron en el palco del Santiago Bernabéu. El tenista, junto a su padre y su hermana, siempre que puede acude a ver en directo al equipo de sus amores.

El 'Pelusa', invitado por el presidente del Nápoles, Aurelio de Laurentiis, dejó atrás momentos polémicos vividos durante su estancia en la capital de España, y tras asistir al almuerzo entre ambas directivas en un céntrico restaurante, acudió con su novia Rocío Oliva.

El tenista balear está descansando y recuperando tras alcanzar la final del Abierto de Australia. No acudió esta semana al torneo de Rotterdam (Holanda) y no falló a la cita en el Bernabéu.

Como tantas veces, Nadal disfrutó de un gran ambiente en el coliseo blanco y su Real Madrid le tributó una victoria con la que disfrutó, principalmente con el sensacional gol del brasileño Casemiro, que por entonces significaba el 3-1.

Maradona, protagonista siempre, era el reclamo psicológico al que se quería asir el conjunto partenopeo. Hace treinta años no pudo salir victorioso en un partido disputado a puerta cerrada en el Santiago Bernabéu. En esta ocasión su intención, obviamente, era ver una situación muy distinta.

Maradona en el pártido Real Madrid-Nápoles.

El exfutbolista argentino es santo y seña de la afición del San Paolo. Es su gran figura histórica. Tampoco falló a la invitación de De Laurentiis. Y como no podía ser menos, arengó al equipo de Maurizio Sarri antes del partido en el vestuario del Bernabéu.

Su influjo pareció dar sus frutos con la magnífica diana de Insigne a los ocho minutos. La eliminatoria se le ponía de cara al Nápoles, que confirmaba todos los pronunciamientos positivos con los que llegaba a esta eliminatoria.

En cambio, el Real Madrid encajó el golpe, no tardó en empatar por medio de Benzema y selló la victoria al inicio del segundo periodo con los goles de Toni Kroos y de Casemiro.

Maradona se hundió en su localidad del palco contrariado por la remontada del Real Madrid, con un rostro más serio que al inicio, al contrario que Rafa Nadal, que festejaba junto a los suyos, aunque también suspiraba cuando, por ejemplo, Dries Mertens malograba una ocasión clamorosa para acortar distancias o el colegiado anulaba un tanto a José Callejón.

El resultado, no obstante, deja abierta la eliminatoria, con el Real Madrid en ventaja, pero muy lejos de ser definitiva. Otra vez tendrá que asirse a su vertiente más luchadora, la que exhibe Nadal en cada partido.

Mientras, Maradona ansía que, esta vez, llegue la remontada el próximo 8 de marzo. Hace treinta años el 1-1 del San Paolo clasificó al conjunto que dirigía Leo Beenhakker tras el 2-0 de la ida. Pero fue un empate muy sufrido para el equipo blanco.