Raí sonríe tras un remate cais involuntario que rozó el palo. | Mero Barral

La UD Ibiza vio ayer rota su racha de diez jornadas consecutivas sin perder después de caer por 1-0 en el feudo del Racing de Ferrol. Un solitario gol de Joselu nada más arrancar la segunda mitad fulminó a los celestes, que descienden a la tercera posición y se alejan un poco más del líder, el Atlético Baleares, al que podían haber recortado distancias después de su empate en Coruxo.

Lo cierto es que hubo pocas ocasiones en el primer tiempo, pero las más claras fueron para los locales. Un cabezazo atajado por Germán al cuarto de hora y un testarazo de Sanmartín tras una jugada de córner supusieron las primeras aproximaciones de peligro del arranque. Por parte unionista, un remate casi involuntario de Raí, tras el que el balón salió lamiendo el palo, y una falta directa de Javi Lara que salió por encima de la escuadra fueron las acciones más destacadas.

Tras el descanso, Joselu dio un mazazo a la UD Ibiza. Recibió un balón en largo de Jon García y, cuando Quintanilla ya había conseguido cerrarle el espacio, aprovechó una desacertada salida de Germán, que no tenía necesidad de estar tan adelantado, para marcar de vaselina. El golpe fue doble, pues el central sufrió una lesión en esa misma jugada y tuvo que dejar su sitio a Rubén.

Pablo Alfaro decidió mover pieza a falta de media hora para la conclusión del envite. Retiró a un desaparecido Pep Caballé y dio entrada a Sergio Cirio, que dio otro aire a los suyos. De hecho, el ‘10’ estuvo a punto de empatar al minuto de saltar al terreno de juego. Su disparo, desafortunadamente, se topó con el portero, primero, y el larguero, después.

Poco después, los gallegos reclamaron un posible penalti de Mariano sobre Sanmartín. El árbitro no sancionó nada.

El tiempo pasaba y los minutos se consumían sin que los unionistas pudieran nivelar la balanza. El técnico de los ibicencos decidió meter un segundo punta al dar entrada a Diego Mendoza por Raí.

La UD Ibiza apostó entonces por un fútbol algo más directo, pero sin suerte. El bagaje ofensivo de los visitantes no fue para tirar cohetes. Un cabezazo manos de Mendoza, primero, y un latigazo de Cirio que desbarató la defensa fueron los únicos acercamientos hasta que, en la última jugada, casi llegó el empate. Germán mandó la pelota a la olla. Javi Pérez cayó al suelo –reclamó penalti de Villarejo– y la pelota le cayó a Cirio, que disparó a la media vuelta desde el punto de penalti. La pelota se marchó rozando el palo.

Ahí se esfumó la oportunidad de que el conjunto pitiuso mantuviera su racha viva. Los de Alfaro hincaron nuevamente la rodilla en tierras gallegas, donde, en cuatro partidos ligueros, no han sido capaces ya no sólo de ganar, sino incluso de marcar. Sólo en Copa (0-2 en Pontevedra) lograron ambas cosas.