Unidas. Mireia, Belinda y Nuria, durante el encuentro con este diario en su domicilio. | miquel a. canellas

Los expertos hablan de un caso único y el equipo médico refiere que fue el primero que les tocó gestionar. La de Belinda Pérez y sus hijas, Mireia y Nuria Marcé, es la historia de una pasión heredada, la del baloncesto. Pero especialmente, es la de un cúmulo de casualidades y circunstancias que han plasmado como pocas veces el amor y el apoyo incondicional de una madre y la magia de la medicina, capaz de unir para siempre, más todavía si cabe, a dos generaciones. Esa inesperada cadena de acontecimientos cogió forma cuando, días atrás, Nuria (14 años), jugadora del cadete Fontana Instal·lacions del Santa Mónica, sufría una rotura del ligamento cruzado y el menisco de la rodilla izquierda. La misma lesión que, un año atrás, padeció y superó su hermana mayor, Mireia, de 15 años.

Y lo hizo aplicando una técnica revolucionaria: recibiendo el trasplante de un tendón de la rodilla de su madre, Belinda, exjugadora y actualmente delegada de ese equipo que forma parte de la popular ‘Colmena’ del Santa Mónica, que alienta y dirige Xavi Sastre (hijo). Doce meses después, la historia se repetía. «Hizo un movimiento raro, se fue al suelo y pensé que no podía ser posible... ‘No puede ser, otra vez...’, decía», explica Belinda, orgullosa donante ya de dos tendones, uno para cada una de sus hijas.

Susto

En un principio, las exploraciones iniciales mostraron que podría tratarse de un esguince de ligamentos. «Fue un alivio...», refería Belinda, aunque tras someterse Nuria a una resonancia, ya el doctor le preguntó a la madre «si estaba preparada para poner la otra pierna». Porque ambas ya temieron lo peor en el momento de la lesión, «noté un crujido, me giré e hizo ‘crack’. Sentí que algo se había roto y no iba bien», admite Nuria, que ha encontrado «en el ejemplo de Mireia» un espejo en el que reflejarse y encarar con optimismo una larga recuperación que debe ser «más fácil y llevadera al ser un familiar directo, permitiendo que haya menor riesgo de rechazo del tendón por parte de su rodilla, como pasó con Mireia», explica la progenitora de estas dos hermanas que viven con locura el baloncesto, al que dedican «más horas de las que puedas imaginar. Es su pasión y alternan los dos cadetes», añade Belinda Pérez, ex jugadora del Santa Mónica y, ahora, generosa madre de dos baloncestistas a las que apoya «incondicionalmente».

Experiencia

Confirmado el duro diagnóstico de Nuria, justo un año después del recibido por Mireia, Belinda se apoyó en la experiencia positiva de aquel primer paso por quirófano. «En 2020 me quitaron un tendón de la rodilla derecha y en 2021, de la izquierda. Viendo que la mayor (Mireia) está bien y ha vuelto a jugar sin problema, no lo dudé lo más mínimo. Y lo hago encantada, son mis hijas y por ellas no puedo negarme», afirma orgullosa. El equipo médico Antich-Mas, en la Clínica Juaneda, ha sido el encargado de esta doble y singular intervención. «Fuimos las primeras en Mallorca en trasplantarles un tendón de una madre a una hija y, mira tú, nos ha tocado repetir», añade Belinda, escoltada en el sofá de su hogar palmesano por Nuria y Mireia. La hermana mayor es el mejor apoyo para ambas, y la experiencia de su madre es un buen punto de apoyo para que Nuria encare «con optimismo» esta situación.

Eso sí, Belinda ya no podrá hacer más donaciones. «Como es un juego de tres tendones, los otros dos asumen las funciones del extirpado. Yo he seguido haciendo deporte y vida normal, pero otro más no podrá ser, perdería fuerza y estabilidad en la rodilla», dice bromeando junto a sus hijas. Y es que Belinda ha pasado de compartir junto con Mireia sofá y recuperación a hacerlo con Nuria. «Hay que tener mucha paciencia, pero irá bien», asegura la mayor de las hermanas, a la vez que responde con una sonrisa la pequeña tras protagonizar las tres un gesto de amor maternal que las unirá, todavía más, para siempre.