El seleccionador español, Luis Enrique Martínez, en Zaragoza. | JAVIER BELVER

Sin desviar un solo segundo la mirada hacia un Mundial que ya asoma, a menos de dos meses del inicio del gran reto de Luis Enrique Martínez, la selección española encara el desafío de dar el último paso hacia otra competición que quedó en el buzón de objetivos pendientes, una Liga de Naciones en la que el primer reto es repetir presencia en la final a cuatro, para lo que debe superar a Suiza en La Romareda, según informa Efe.

La norma ha cambiado cuando la acción de la polémica dejó una herida abierta a la selección española. El tanto de Kylian Mbappé en una final que ganaba España en Milán, una jugada cuya posición quedaba inhabilitada porque Eric García tocaba el balón de forma posterior a la arrancada en posición antirreglamentaria del astro francés, provocó una derrota que convirtió a la Liga de Naciones en una competición por conquistar.

En un escalón distinto al inminente Mundial pero con la máxima importancia que le ha transmitido Luis Enrique a sus jugadores. Prohibido desviar la atención a lo que llegará desde noviembre en Catar. Antes se debe cerrar un grupo rumbo a la final a cuatro de la Liga de Naciones que se inició de manera irregular —dos empates ante República Checa y Portugal—, pero que encontró la reacción obligada precisamente en la visita a Suiza.

Le concede a España un punto de ventaja sobre Portugal en la pugna por la única plaza que concede la clasificación. La opción de depender de sí mismo, hacer buena la historia que presenta una mayoría de triunfos ante Suiza antes de jugarse en Braga el liderato.