Tras la rúa por el pueblo, los escolares se concentraron en la plaza para disfrutar de la chocolatada. | Irene G.Ruiz

Leire María tiene tres añitos y se disfraza este año por cuarta vez: «Cuando tenía seis meses la vestí de caperucita roja y desde entonces se ha disfrazado de felina, conejita y ahora de cocinera con sus compañeros del cole», explicaba Cristina González, madre de la pequeña, que participó ayer con el resto de su colegio, Can Raspalls, en la rúa por Sant Jordi que organizaron todos los centros educativos del pueblo.
«A mí lo que más me gusta comer es hamburguesa con patatas», explicaba Sofía Franco, de ocho años, y alumna de Can Raspalls, centro que bajo el lema Rebel·lió en la cuina desfiló por el pueblo con sus pequeños vestidos de cocineros. Los alumnos del colegio Sant Jordi, por su parte, decidieron dedicar la rúa al huerto ecológico que trabajan y cuidan desde hace algo más de un año. «A mí lo que más me gusta del huerto es que puedes tener hortalizas y verduras cuando quieras», explicó Llorenç Guasch, de 10 años, que aseguró tener un huerto en su casa. Su amigo Blas Andrade, también de 10 años, explicó qué tenían plantado en el huerto del cole: «Tenemos rúcula, espinacas, zanahorias y lechugas. Yo no he tenido nunca un huerto porque vivo en un apartamento, pero me gusta mucho cuidar del que tenemos en el cole».
Y del huerto y la cocina, la rúa pasó a la magia del circo que consiguieron transmitir los alumnos del colegio Can Guerxo con sus disfraces de mago, payasitos, elefantes y forzudos, por ejemplo. Los más pequeños del centro Virgen de las Nieves optaron por ser piratas, mientras que los de primaria improvisaron como expertos mariol·los.
Una vez acabada la rúa, todos los alumnos pudieron disfrutar de una deliciosa chocolatada con dulces, apta para celíacos, gracias al esfuerzo de las cuatro asociaciones de padres y madres.
Formentera
La rúa de Carnaval de las escuelas de Sant Francesc estuvo muy animada a pesar del frío. Desde la escoleta de Sa Miranda pasando por Ca ses Monges y el Col.legi Mestre Lluís Andreu, los alumnos tenían demasiadas ganas de lucir sus disfraces y pasear por las calles como para que alguien decidiera suspender la rúa. En la escoleta las tres clases representaban otros tres cuentos El cargolí verd, El Patufet y Set Germans músics. Los alumnos de Ca ses Monges alternaban vestimentas de pingüinos, toreros y gitanas protagonizando Carmen o chavalillos con sus vestimentas rosadas y negras ellas, blanco y negro y los tupes engominados ellos, rememorando a las estrellas de Grease. Los mayores, por su parte, escogieron otras fuentes de inspiración y mientras unos se decantaban por la Mamma mía otros homenajearon a Michael Jackson y su Thriller.
Y si el tiempo no estaba para muchas fiestas, lo que no falló, eso nunca falla, fue el ardor familiar. Madres, padres, tíos, abuelos, hermanos mayores siguieron la cabalgata equipados con todo tipo de aparatos que inmortalizaban el momento, cámaras fotográficas de vídeo o teléfonos móviles, todo servía para guardar un recuerdo del momento. Y los chavales, a lo suyo: un día fuera de las aulas y pintarrajeados es para ellos algo insustituible. No importó que la rúa siguiera una ruta diferente a la habitual por la peatonalización de diversas calles del centro de Sant Francesc.