Antich, durante su comparecencia en el Parlament. | Joan Torres

El presidente del Govern, Francesc Antich, justificó hoy su decisión de expulsar a los cargos ejecutivos de Unión Mallorquina de esta institución para evitar que los casos de corrupción «se extendiesen» en el Ejecutivo balear, si bien precisó que esto «no significa ningún juicio de valor» respecto a las personas que conforman el partido presidido por Josep Melià.

Durante su intervención en el Debate general sobre la acción política y de Gobierno, remarcó que la detención de varios dirigentes de UM, entre ellos, dos ex directores generales del actual Gobierno en el marco de la Operación Voltor, generó una situación «límite» que le obligó a expulsar el pasado 5 de febrero a esta formación del Ejecutivo autonómico, lo que supuso el cese de los consellers de Medio Ambiente, Turismo y Deportes y Juventud, Miquel Angel Grimalt, Miquel Ferrer, y Mateu Cañellas, respectivamente.

Pese a ello, volvió a expresar su voluntad de hacer propuestas de acuerdo a UM y «escuchar las suyas» y, en esta línea, recordó su decisión de continuar gobernando hasta agotar la legislatura, rechazando así adelantar las elecciones autonómicas o someterse a una cuestión de confianza.

«Estoy convencido de que esto es lo que espera la ciudadanía en un momento en el que necesita más que nunca tranquilidad institucional», remarcó Antich, a la vez que aseguró que es «bien consciente de que los cambios en el Govern exigen de éste un sobreesfuerzo de entendimiento con los grupos de la oposición, cosa que ofrezco desde ya».

Así, insistió en mostrar una actitud de «mano abierta poniendo por encima de todo los intereses de la gente de Baleares», teniendo en cuenta que «vivimos momentos difíciles y singulares, que nos obligan a todos a actuar con total responsabilidad».

Antich manifestó que el trabajo realizado a lo largo de esta legislatura «facilita» la labor del Govern, refiriéndose así al Pacto por la Competitividad, la Cohesión Social y el Empleo alcanzado con empresarios y sindicatos, lo que permite al Ejecutivo «actuar con el apoyo de la sociedad», algo que, a su juicio, «facilita el acuerdo con el resto de grupos».

En este sentido, subrayó que el Govern ha dedicado «la mayor parte de sus esfuerzos» durante estos últimos años a la «lucha contra la crisis que como en el resto del mundo, Baleares ha padecido con una virulencia grave, debido al paro y al deterioro de la capacidad económica de muchas de las familias de las islas».

Por eso, resaltó que el Pacto por la Competitividad supone en la práctica un «golpe de timón tras agotarse un modelo de desarrollo intensivo que nos ha llevado al límite» y que, según lamentó, «ha provocado desequilibrios, algunos de los cuales aún nos pasan factura».

Por tanto, dijo que su principal objetivo es consolidar un modelo de crecimiento que «sustituya el exceso por la moderación y la modernidad y el sentido común». «La actual situación política conduce a un ejercicio de alianzas constantes para la búsqueda de espacios de entendimiento», recalcó, al tiempo que afirmó que la «obligación de pactar» forma parte de su manera de hacer política.