La tarea debe hacerse con la seguridad garantizada.

Este trabajo de trepa y poda en altura es muy especializado y se utiliza, sobre todo, en jardines públicos o en espacios, por ejemplo, de la ciudad que están muy confinados donde no se puede acceder con una grúa. Tiene muchas aplicaciones, por ejemplo, para la poda de palmeras; pero hay muy poca gente cualificada», comentaba ayer Silverio Tomé, docente del curso, mientras le daba indicaciones a un alumno de cómo debía moverse cuando está suspendido en el aire podando.

Desde el pasado 23 de febrero, 13 personas participan en el primer curso de Podador y Restaurador Arbóreo que imparte la Escola de Formació de Santa Eulària y que está subvencionado por la Conselleria de Treball y Formació del Govern, a través del SOIB, y por la Fondo Social Europeo. En este curso de 140 horas han visto, entre otras muchas cosas, lo relacionado con la poda y también con el rescate arbóreo, ya que se trabaja en equipos de dos personas y con grandes medidas de seguridad. «Trabajan con equipos de protección y con un compañero de apoyo que sujeta la cuerda y además les da las herramientas», explicaba Tomé.

«La mayoría vienen del campo de la jardinería y tienen experiencia en este terreno pero también hay alumnos que no tenían experiencia», comenta Tomé sobre el perfil de los asistentes. Uno de ellos es Cristian Medina que trabaja como jardinero desde hace 10 años. «Había hecho poda con escalera o grúa pero nunca había tratado los agarres y el tema de la seguridad. Ha sido un curso en el que hemos aprendido mucho y que en mi caso, es un complemento de formación muy importante», explicaba Medina, tras bajarse del árbol.

Aunque pueda parecer un trabajo exclusivamente de hombres, «el profesor no ha dicho que hay varias empresas de mujeres que realizan estos trabajos», comentó Nica, una de las alumnas del taller.