Paseando por nuestras calles
El pintor que hizo de es Canar su paraíso
Boberman y su mujer pasaban los inviernos en París pero veraneaban en es Canar, donde el pintor murió en el año 1987.
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El cronista real que murió en Ibiza
Su misión más importante fue la de llevar al rey Jaume III de Mallorca cuando era un recién nacido de Catania hasta Perpiñán.
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El arqueólogo que vivió intensamente
Carles Roman murió a los 52 años después de una vida intensa que dedicó a la arqueología, la política y el periodismo.
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El pintor alemán que huía del fascismo
Faber mantuvo un buena amistad con Camilo José Cela, quien visitó la isla en varias ocasiones para visitar a su amigo.
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Un pintor a la altura de su progenitor
Puget Riquer donó buena parte de sus obras y de su padre al Estado para hacer un museo que nunca llegó a ver.
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El obispo ‘Frit’, un superviviente de la guerra
El obispo Cardona celebró la misa de la coronación de la imagen de Santa María en la catedral con la presencia de Franco.
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El alcalde que defendió las murallas
Roselló luchó contra la demolición de las murallas que pedían algunos notables ibicencos para permitir la expansión de Vila.
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El hombre de confianza del rey Jaume I
Nunó Sanç fue uno de los protagonistas de las conquistas de Mallorca y las Pitiusas y obtuvo a cambio abundantes tierras.
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Un alcalde emprendedor en la Vila de los años 50
Guasch se encargó de tirar adelante proyectos en Vila como las viviendas de Santa Margalida o las Casa de la Beneficencia.
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Un sacerdote comprometido con el catalán
Vicent Serra i Orvay divulgó la riqueza del vocabulario ibicenco y dio a conocer el habla de la isla en el mundo científico.
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Un obispo fusilado durante la Guerra Civil
Días después del inicio de la Guerra Civil, el obispo se entregó a las autoridades y fue encarcelado y fusilado en Lleida.
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El polifacético historiador de la Reinaxença
Josep Clapés, militar ibicenco de profesión, publicó la revista histórica Los Archivos de Ibiza que pagaba de su bolsillo.
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Un naviero con vocación filantrópica
Wallis compró el primer barco a vapor con matrícula de Eivissa que unía la isla y Barcelona sin tener que parar en Mallorca.
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El hotelero cercano de ses Figueretes
Julià Verdera echó los dientes entre los pasillos y la recepción del hotel Figueretes que inauguró su padre a finales de los 50 enfrente de la playa.
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La calle del conquistador de las Pitiüses
Corría el año 1234 cuando Guillem de Montgrí, administrador apostólico de arzobispado de Tarragona, consiguió del rey Jaume I el privilegio militar para conquistar las Pitiüses y arrebatársela a los musulmanes.
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La ciudad no tiene nombre de mujer
Sobran los dedos de una mano para contar las calles de Vila dedicadas a una mujer. Con esta frase resumía el alcalde Rafael Ruiz la poca presencia femenina en el callejero de la ciudad. Si exceptuamos los abundantes nombres de santas, apenas encontramos tres o cuatro. Y, entre todas ellas, tal vez una de las más queridas y recordadas es Catalina Fons Riera, una maestra de escuela nacida en Barcelona, que llegó a los 12 años a Eivissa, lugar donde su padre, un oficial de la Guardia Civil, fue destinado.
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