Marcas de sacrificio. Ángel Rodado, con grapas en la frente, explicó ayer entre risas que «hay cachondeo» en el vestuario «por los golpes» que se lleva. No es la primera vez que se ha tenido que reincorporar al terreno de juego con un gorro por sangrar. «Al final, es lo que hay. Si te das un golpe y sale sangre, tienes que salir con el gorrito», dijo.