El ex socio de Iñaki Urdangarín en el Instituto Nóos, Diego Torres, durante su declaración en la sesión de este jueves. | Teresa Ayuga

El interrogatorio al exsocio de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos, Diego Torres, se ha suspendido este jueves y continuará este viernes a las 09.15 horas, después de que éste haya señalado que sufre «jaqueca» y que, por tanto, tiene problemas para continuar con los interrogatorios.

Tras esto, la presidenta del tribunal del caso Nóos, Samantha Romero, ha anunciado que se habilitan también los próximos días 2, 3, 4, y 7 de marzo, algo que ha considerado «la peor de las situaciones posibles».

Además, ha añadido que se prevea que las tardes de los tres primeros días también se producirán los interrogatorios y ha pedido que no le planteen «problemas de vuelo o de cualquier otra índole» porque el día 8 comienzan las pruebas testificales.

Urdangarín llevaba el timón dela Fdcis

Torres ha dicho que el duque de Palma llevaba «la voz cantante» en los contactos de la Fundación Deporte Cultura e Integración Social (Fdcis) con distintos miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) para la candidatura de Madrid 2016.

La Fdcis, que la Fiscalía considera la heredera del Instituto Nóos, cobró 114.000 euros de fondos públicos como donación por parte de la candidatura olímpica, cuya consejera delegada Mercedes Coghen, también está acusada en el juicio del caso Nóos que se celebra ante la Audiencia de Palma.

Torres ha detallado que la Fdcis hizo para la candidatura madrileña trabajos de investigación de casos de interés sobre cómo el deporte podía favorecer la integración social, sobre el posicionamiento de Madrid y estudios comparativos con otras ciudades, así como labores de «lobby» para dar a conocer la candidatura entre los miembros del Comité Olímpico Internacional.

Para esta última faceta, Torres ha dicho que los contactos a ese nivel deportivo «eran el fuerte de don Iñaki», que fue quien llevó a cabo «la mayoría de estas gestiones».

«Quién más puede hablar con estas personas de tú a tú que don Iñaki, que ha sido vicepresidente del Comité Olímpico Español, ha estado con estas personas en numerosas ocasiones en distintas ciudades y distintos eventos olímpicos y es él quien tiene que llevar la voz cantante en este aspecto», ha dicho Torres.

Según Torres, la Fdcis podía hacer un contrato de prestación de servicios con la candidatura, algo que «la mayoría de fundaciones hacen». «Teníamos muy claro que era posible», ha asegurado al respecto, si bien lo que firmaron ambas entidades fue un convenio sin fijar cuantía económica.

Preguntado acerca de si se le dijo a Coghen que había que mantener oculta la figura de Urdangarin, Torres ha contestado que «por supuesto que no», ya que «era público que don Iñaki estaba».

Por otra parte, Torres ha respondido también a las preguntas del abogado del asesor fiscal Salvador Trinxet, acusado de presunto blanqueo por Manos Limpias y ha dicho al respecto que nunca fue su asesor.

Torres ha detallado que le conoció en 2001, en una reunión de una comisión de la Cámara de Comercio de Barcelona en la que coincidieron y a la que asistían entre 30 y 50 personas, pero que no había vuelto a hablar con él hasta el inicio del juicio en Palma.

«Mini Davos»

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Cuando durante 20 horas se oye a Diego Torres detallar enfático las innumerables actividades, las ingentes tareas de alcance mundial y la calidad científica del trabajo que cientos de personas hicieron para los foros del Instituto Nóos se entiende su convencimiento de que podía acabar rivalizando hasta con Davos.

El foro suizo era su modelo, el referente de éxito internacional, la reunión decisiva a la que todos quieren ir, por lo que ha descrito los foros sobre deporte que organizó en València y Palma como «mini Davos» frustrados antes de desarrollarse en su esplendor.

Es sideral la distancia entre lo que las acusaciones parodian como un tinglado chapucero montado por Nóos para poco más que vender a precio de oro fastos con presencia del miembro más apuesto de la Familia Real y la compleja red de expertos internacionales que organizó eventos de impacto mundial a mayor gloria de las administraciones que los pagaron descrita por el socio de Urdangarin.

Torres se ha presentado ante el tribunal de la Audiencia de Palma que juzga y juzgará durante meses el caso Nóos como «consultor y docente» de altura, especialista en patrocinios, que abordó junto a un experto en deportes un plan empresarial con ánimo altruista más beneficioso para la sociedad que para sus propios bolsillos, que incluso llegaron a sufrir merma pese al esfuerzo.

El consultor menorquín, que siempre se ha referido respetuoso a su socio como «don Iñaki» o «señor Urdangarin», ha sacado a relucir su vena profesoral para tratar de dirigir el interrogatorio como si fuera una clase e incluso reprender a sus acusadores por ser poco aplicados.

A la abogada del Govern balear, María Ángeles Berrocal, le reprochaba que no conociera «los informes que ha tenido tres años para estudiar» con una actitud severa que solo se doblega ante las reconvenciones de la única autoridad que admite en la sala, la de la presidenta del tribunal, Samantha Romero, obligada a reconducir el interrogatorio cuando se ha convertido en debate acusador-acusado.

Pero Romero también ha sido generosa para que Torres ejerza con holgura su derecho a defenderse, y su dilatada comparecencia en el centro de la sala de vistas, en apariencia más extenuante para sus «oponentes» que para él, ha parecido en ocasiones monólogo, muchas veces lección, a veces debate y rara vez interrogatorio.

Bastarían los dedos de una mano para contar las respuestas directas de Torres a preguntas en apariencia sencillas; siempre hay un «si me permite explicarlo», «sí pero no» o «no es exactamente así» para salvar la trampa que ve tender ante sus pies por los arteros acusadores.

Cuando la pregunta ha versado sobre quién tomó determinada decisión, si fue él, el marido de la infanta Cristina o cualquier otra persona, también ha sido eficaz en el quiebro. Los «hubo», «se hizo», «se estudiaron», «se decidió», «se realizaron», se han alternado con primeras personas del plural de sujeto impreciso.

Solo ha recurrido a la mudez, derecho de todo procesado para evitar problemas, cuando ha advertido que la abogada Virginia López Negrete, que ejerce la acusación popular en nombre de Manos Limpias, quería centrar su interrogatorio en la infanta Cristina y el Rey Juan Carlos, «juegos» que se ha negado a jugar.

Por contra, se ha explayado sin medida para lucir sus facetas de profesor, científico de la empresa, promotor de sociedades de análisis de mercados e impulsor de publicaciones especializadas, y ha sido rotundo y prolijo cuando ha encontrado espacio para ensalzar los proyectos ideados y desarrollados por el Instituto Nóos.

Ha engalanado su discurso con análisis sistemáticos, publicaciones internacionales, universidades (de Harvard a Wisconsin, de Georgetown a Hawai), centros de negocios, simposios, ponencias, foros (Davos, mayormente), conferencias, organizaciones internacionales (ONU, OMT), comités olímpicos, expertos mundiales, comités científicos y otros atributos de la profesionalidad.

Torres, que se declaró «loco» por contar la verdad, convencido de torcer los argumentos de acusaciones públicas, particulares y populares y el «discurso dominante» en los medios de comunicación, ha demostrado un dominio meticuloso de una documentación que suma 77.000 folios, en los que ha hallado algunas erratas de las que ha dado cuenta al tribunal.

Junto a Urdangarin, al que apreciaba como deportista sin importarle su parentesco, impulsó un sinfín de actividades que considera no han sido apreciadas en su justo valor, ha insistido durante días. No les dejaron desarrollar sus proyectos hasta poder competir con Davos, de acuerdo, pero ¿impulsaron cambios útiles para la sociedad? «Radicalmente sí».