El perfil del conductor que se mueve bajo los efectos de las drogas corresponde a una hombre, de 29 años de edad y con tendencia al policonsumo. Suele viajar por la noche, indistintamente entre semana o los fines de semana, y en turismo. | Josep Bagur Gomila

Baleares, junto con Catalunya y La Rioja, es una de las comunidades autónomas en las que más cannabis se consume. En el lado contrario, se sitúan Asturias, Cantabria y Castilla-La Mancha, como regiones donde su consumo es menor.

Así, se desprende de un estudio sobre consumo al volante que ha realizado la Fundación Línea Directa que, además, indica que tres de cada diez conductores que se someten a un control de consumo de drogas (33 por ciento) ha dado positivo.

El estudio apunta también a que, entre 2012 y 2015, ha aumentado un 7 por ciento el número de conductores fallecidos al volante después de haberse drogado.

Del mismo modo, la fundación destaca los datos «preocupantes» de peatones fallecidos por accidente de tráfico: 1 de cada 10 dio positivo en drogas en el análisis forense. En este caso, según señala el estudio, la presencia del alcohol ha descendido un 10 por ciento desde 2012 en este colectivo, mientras que las drogas han aumentado un 22 por ciento.

Y es que el informe indica que, pese a las creencias generalizadas, las drogas están más presentes en las carreteras que el alcohol. Basándose en datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el cannabis y la cocaína están presentes en un 7,5 por ciento y 4,7 por ciento, respectivamente, de los positivos registrados en los controles. El alcohol les sigue, pero «muy de lejos», según ha señalado el director general de la fundación, Francisco Valencia, con un 2,6 por ciento del total de positivos.

El perfil del conductor que se mueve bajo los efectos de las drogas corresponde a una hombre, de 29 años de edad y con tendencia al policonsumo (drogas, alcohol y psicofármacos). Suele viajar por la noche, indistintamente entre semana o los fines de semana, y en turismo, según apunta el estudio.

«Problema real» en las carreteras

Tras exponer estos datos, que para Valencia son «escalofriantes», el director general de la Fundación Línea Directa ha indicado que las cifras demuestran que el consumo al volante es «una asignatura pendiente» en las carreteras españolas y un «problema real y grave» en el país.

En este sentido, el informe, que se ha llevado a cabo en colaboración con FESVIAL, se ha preguntado si los conductores españoles están realmente concienciados sobre los peligros de conducir con drogas. El informe recoge que «aún queda mucho por hacer en este sentido» ya que, cinco millones (un 19 por ciento de los encuestados) confiesan haberse puesto al volante tras consumir algún tipo de sustancia ilegal, sobre todo, hombres con una edad comprendida entre los 25 y los 34 años y que ya han sido sometidos, al menos, a un control de drogas previamente.

Si la pregunta va dirigida hacia la percepción de riesgo que tienen entre las drogas y el alcohol, éste último se considera como la sustancia más peligrosa y que más perjudica a la conducción, mientras que el cannabis se considera la menos nociva.

A esta falta de concienciación de la población, el informe también destaca el desconocimiento generalizado de los españoles sobre la legislación vigente en cuanto a controles de drogas. Concretamente, 2,8 millones de españoles creen que si no tienen un accidente no podrán juzgarles por ponerse al volante bajo los efectos de las drogas y un 75 por ciento no sabe la sanción económica que recibiría (1.000 euros) y los puntos que se le descontarían en su carnet (6 puntos en caso de falta administrativa, y penas de prisión y privación del derecho a conducir en caso de considerarse un delito o negativa a someterse a las pruebas) si diese positivo.

«Queda, por tanto, mucho que hacer en cuanto a concienciación se refiere, así como en número de controles de drogas necesarios hasta alcanzar la cifra óptima para que su efectividad sea máxima, como ya ocurre con los controles por alcoholemia», ha apuntado el directo general de Línea Directa, que ha destacado que los controles de drogas son «bastante más caros» que los de alcohol, por eso se realizan menos.