Los médicos de Baleares sufren o han sufrido alguna vez insultos por parte de pacientes. | pixabay

Cuatro médicos de Baleares fueron víctima de una agresión durante 2016, en concreto por insultos, según datos del Observatorio Nacional de Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC) recogidos por el Colegio Oficial de Médicos de Baleares.

El año pasado se registraron cinco casos de agresiones en Baleares. En toda España, las agresiones ascienden a 495 casos frente a los 361 del año anterior, lo que supone un aumento del 37,12%.

De este modo, la incidencia acumulada de agresiones a médicos en 2016 es del 0,73 por cada mil colegiados en Baleares, muy por debajo de la media nacional, del 2,02 por cada mil colegiados.

En el periodo 2010 - 2016 se registraron 26 agresiones a médicos en Baleares (de 2.914 en el total nacional). Estas cuatro víctimas fueron tres hombres y una mujer.

De ellos, tres se sitúan en la franja de edad de los 56 a los 65 años y uno en la de 36 a 45 años. Además, tres trabajaban en el sector público y el cuarto, en el privado.

De estos cuatro incidentes, dos se produjeron en urgencias, uno en atención primaria y el último en otro ámbito.

En todos los casos, el agresor era un hombre y los insultos se produjeron por discrepancias con la atención médica y por no recetar lo propuesto por el paciente. En la mayoría de casos (un 75%) el médico recibió apoyo o asesoramiento por parte de la empresa, y todos denunciaron los hechos.

Por todo ello, el Colegio Oficial de Médicos de las Islas se ha sumado al manifiesto por el Día Nacional contra las Agresiones a Sanitarios 2017, que se conmemora este jueves, con el lema 'Ante las agresiones al personal sanitario, tolerancia cero'.

La fecha recuerda el asesinato en 2009 de una médico de familia en Moratalla (Murcia) y desde entonces la institución colegial puso en marcha el observatorio.

En el manifiesto, los colegios profesionales exponen que forman parte de esta violencia agresiones físicas, abusos verbales, gestos o palabras y aplauden la consideración como delito de atentado contra la autoridad pública.

Por ello, piden, entre otras reivindicaciones, reforzar las medidas preventivas y de protección a los profesionales e incrementar las medidas de seguridad en los centros y que la intimidación, la amenaza, la coerción y la agresión psíquica al sanitario sea considerada también como delito.

También reclaman que las administraciones sanitarias establezcan programas de formación en las competencias profesionales para afrontar situaciones difíciles.

«La relación médico-paciente no está en su mejor momento», ha destacado el nuevo presidente de la Organización Médica Colegial, Serafín Romero, durante la presentación de los últimos datos del Observatorio Nacional de Agresiones, que desde que se creó en 2010 ha registrado un total de 2.914 agresiones a facultativos.

En el conjunto estatal, el 71 por ciento de los agresores en el último año son pacientes y un 26,6 por ciento familiares, mientras que por tipo de violencia las más frecuentes son los insultos (45,7%) y las amenazas (40,9%), aunque un 13,4 por ciento acabaron en lesiones físicas o psíquicas. De hecho, el 16 por ciento conllevaron una baja laboral.

Por comunidades, el mayor número de agresiones se registraron en Cataluña (109), Andalucía (102) y Madrid (99). Sin embargo, la mayor incidencia se produce en Melilla, con 17,6 agresiones por cada mil médicos, seguida de Extremadura (4,96), Ceuta (3,13) y Cataluña (2,96).

Asimismo, el 87 por ciento se produjeron en el sector público y sólo un 13 por ciento en el privado y, aunque son más frecuentes en Atención Primaria (55%) dado que es dónde se producen más consultas, el riesgo es mayor en las urgencias de los hospitales y centros de salud. POSIBLES CAUSAS DEL AUMENTO

De hecho, aunque los médicos atribuyen el aumento de 2016 a una mayor sensibilización entre los profesionales y a «varios factores» que «favorecen» que se produzcan estas agresiones, como la precariedad laboral o la saturación en las consultas, el presidente de la OMC cree que hay que sensibilizar a los ciudadanos de que «las urgencias no pueden ser la puerta de entrada de los pacientes al sistema».

«La mayoría de los pacientes que vienen a las consultas tienen miedo, y eso se resuelve con tiempo y dedicación», ha destacado Romero.