Urbanización de Monport, pendiente de juicio, en el Port d’Andratx. | Michel's

Los ayuntamientos deberán acreditar, en sus nuevos planeamientos urbanísticos o en sus modificaciones, que pueden asumir su capacidad de carga de población y sus consecuencias y repercusiones sobre el territorio, el consumo de agua potable, la depuración de residuales o la gestión de residuos.

Esta acreditación deberá presentarse en un documento específico, según la modificación de la Llei d’Avaluació Ambiental que a finales del presente año se presentará en el Parlament, explicó ayer Antoni Alorda, presidente de la Comissió Balear de Medi Ambient.

Alorda hizo este anuncio a raíz de la noticia publicada ayer por este periódico sobre la evolución de la población de Balears, que ha llegado a su máximo histórico de 1.150.000 habitantes, duplicando la de hace 40 años.

Antoni Alorda destacó la necesidad de «apostar por la contención y no por la expansión, aprovechando el parque inmobiliario ya existente, las casas y solares vacíos, y los planes antiguos sin desarrollar, antes que crear nuevos espacios para el crecimiento urbanístico. Por ello, en todo nuevo planeamiento urbanístico, los ayuntamientos deberán acreditar cómo resolverán los problemas derivados de cualquier crecimiento, residencial, industrial o de otro tipo».

Según Alorda, «los ayuntamientos están cambiando la mentalidad antigua de que a más casas, más ingresos y, por tanto, cualquier problema puede resolverse. Se están dando cuenta de que la realidad no es así y de que el mayor crecimiento lleva a la saturación de los servicios públicos. No se puede seguir la política, también antigua, de si tenemos más tráfico, hagamos más autopistas. El modelo de crecimiento sin control ya no es el paraíso que parecía décadas atrás».

El conseller de Territori, Marc Pons, declaró que «el crecimiento no puede ser ilimitado y debemos ajustar las infraestructuras a condiciones óptimas para los ciudadanos. No debemos repetir errores históricos del desarrollismo de décadas anteriores». Por su parte, Pere Salvà, ctaedrático de Geografia, señaló que «de los 15.000 nuevos habitantes de Balears en un año, 2.500 corresponden al crecimiento vegetativo entre nacimientos y defunciones. El resto es inmigración».