El juez José Castro dará por terminada este martes su carrera como juez, ya que le llega el momento de la jubilación, después de 40 años de trabajo y de haberse convertido en una figura mediática tras la imputación de la Infanta Cristina dentro de la investigación del 'caso Nóos'.

Este caso de corrupción en Mallorca empezó en 2010 y acabó a principios de 2017 con la Infanta Cristina declarada responsable como partícipe a título lucrativo por más de 265.000 euros y con su marido, Iñaki Urdangarin, condenado a seis años y tres meses de cárcel.

El caso Nóos surgió de una pieza derivada de la macrocausa del Palma Arena -que tuvo más de 25 piezas separadas- en la que Castro acabó fijando una fianza de tres millones de euros al que fuera presidente del Govern, Jaume Matas. Por este caso, el también ex ministro de José María Aznar estuvo una temporada en la cárcel y acumula cinco condenas.

Antes de esto, Castro instruyó, entre otros, el caso Calvià que investigó un interno de soborno por parte del entorno del PP a un concejal socialista en los años 90 o llevó a cabo la investigación de un robo de más de cinco millones de euros para chantajear al clan de la Paca (2006).

Castro cuelga ahora la toga de juez, cerca de cumplir los 72 años y después de llevar casi 30 años como titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, desde donde en abril de 2013 imputó por primera vez en la historia de España a un miembro de la Familia Real.