El juez Manuel Penalva ha considerado este jueves que los testigos protegidos de la macrocausa de corrupción policial, también conocida como 'caso Sancus/Cursach', están «solos y desamparados» y ha asegurado que, desde que se hizo cargo de la instrucción -actualmente está apartado de la causa-, tanto él como el fiscal y los testigos protegidos «han sufrido todo tipo de tropelías».

En declaraciones a la Cadena SER recogidas por Europa Press, el magistrado ha acusado al «sistema» de poner en riesgo la seguridad de los testigos y ha recordado que tanto él como el fiscal compraron un arma. «Tuvimos que ir armados y adoptar otras medidas de seguridad» tras sufrir varios allanamientos y aparecer pintadas amenazantes en sus domicilios, ha explicado.

Así, Penalva ha mostrado su preocupación por la falta de protección de los testigos y ha señalado que «les han amenazado, insultado y han sufrido escarnio público». En esta línea, ha recordado a un testigo protegido que «está desesperado» porque «le han propinado tres palizas». «Si no lo matan, como al de Canarias, es un héroe», ha subrayado, en referencia al hombre tiroteado este martes en La Laguna, Tenerife.

El magistrado, quien ha sido apartado por la Audiencia de Palma del caso por falta de apariencia de imparcialidad después de llamar «hijos de puta» a los autores de una paliza, ha concedido la entrevista a la Cadena SER «no por afán de protagonismo», sino para «mover la conciencia para que no se vuelvan a repetir más amenazas a testigos».

Precisamente la entrevista ha tenido lugar después de que este miércoles por la noche el empresario Bartolomé Cursach abandonase la prisión de Palma tras haber abonado la fianza de un millón de euros impuesta por la Audiencia Provincial.