El diputado Nadal y tío del tenista (derecha, de perfil) conversando fuera del pleno. | Joan Torres

El pleno del Parlament, de mayoría de izquierdas, aprobó ayer la Ley de Vivienda, norma pionera que obliga a grandes tenedores de pisos vacíos (bancos e inmobiliarias) a cederlos a la Administración para solventar las necesidades de vivienda mediante contratos de alquiler barato y nuevas líneas de subvenciones.

Durante el debate –y tal como se esperaba– el fondo de la norma quedó eclipsado por una disposición que nada tiene que ver con el resto del articulado y que da salida legal al cambio de usos de la academia con hotel del tenista Rafael Nadal en Manacor.

Este asunto, que se incorporó al texto después de que el PP y el PSIB pactaran una enmienda, deja en segundo plano otras disposiciones de la ley tan relevantes como la cesión (no se utiliza la palabra expropiación) de pisos vacíos, límites a los desahucios, garantías del suministro energético, cesión de suelo a cooperativas, nuevo cuerpo de inspectores, asesoramiento gratuito sobre alquileres, un plan de VPO y un régimen de sanciones que van de los 3.000 a 30.000 euros.

Advertencia a Maria Salom

El diputado del PP Rafael Nadal, tío del tenista, no participó en la votación ni asistió al debate. Previamente lo había comunicado a los dirigentes del grupo. Explicó a este diario que lo hacía por «una cuestión estética» pero que en todo este asunto no había ni trato de favor ni nada irregular. Antes de marcharse, también negó que fuera un caso de «urbanismo a la carta», que es lo que argumentaron Més per Mallorca, Més per Menorca, Podemos y Gent per Formentera para no apoyar este punto de la ley.

El portavoz socialista en el debate de ayer, Damià Borràs, justificó como mejor pudo la ‘disposición Nadal’. Afirmó que había más responsables de que este asunto no se hubiera llevado a otra ley en vez de a la de Vivienda, y adaptó una cita bíblica: «Quien esté libre de pecado, que tire la primera enmienda». No hubo referencias a Poncio Pilatos pero sí al hecho de lavarse las manos. La alusión fue del diputado de Podemos Aitor Morrás, ex activista de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), quien conminó a Rajoy y a la delegada del Gobierno, Maria Salom, a «no poner sus manos manchadas sobre la Ley de Vivienda», es decir, a no presentar recurso de inscontitucionalidad que paralice la norma.

Representantes de la PAH siguieron el debate, conversaron con el conseller de Territori, Marc Pons, y aplaudieron la nueva ley. Una ley que, recordó el Partido Popular, está pendiente ahora de la aprobación de una veintena de reglamentos.