«El suicida no quiere morir, lo que quiere en realidad es dejar de sufrir»

La brasileña Nicole Haber (Sao Paulo, 1965) es psicóloga clínica. Vive en Mallorca desde 1978 y se considera mallorquina. Haber es desde hace más de un año la responsable del Observatorio del Suicidio del Servei de Salut. A ella, que ha trabajado como psicóloga clínica en la Unidad Comunitaria de Rehabilitación (UCR) para enfermos con trastorno mental grave y en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Comarcal de Inca, le parece que ya es hora de terminar con el ‘estigma’ que envuelve a todo lo que tiene que ver con el suicidio.

¿Por qué estudió Psicología?

—Porque siempre que querido cambiar el mundo, ayudar a alguien, trabajar en el área social. Dos años antes de empezar la carrera ya tenía decidido que quería ser psicóloga. Para mí, la Psicología es pasión.

¿Como psicóloga clínica qué le pareció que se pusiera en marcha el Observatorio del Suicidio?

—Muy bien. Yo creía que era muy necesario. Hacía mucho tiempo que se estaba hablando de esta tema. Tuve la oportunidad de participar en el Plan Estratégico de Salud Mental y ya se estaba hablando sobre la posibilidad de poner en marcha el observatorio. Cuando supe que se iba a poner en marcha y buscaban a alguien para llevar el trabajo de coordinación me presenté y tuve la suerte de que contaran conmigo. Es todo un reto y estoy muy contenta de haber conseguido este trabajo.

¿Cuál es la función del Observatorio del Suicidio?

—Hay que recordar que es el primer observatorio público a nivel estatal. Inicialmente, lo que hemos hecho es recoger y analizar la información relacionada con los suicidios y tentativas de suicidios que se registran en los hospitales públicos y privados, los centros de salud y el 061.

¿Y qué nos dicen los datos?

—El observatorio registró en 2017 103 suicidios. La tendencia es que los suicidios están aumentando. Estos datos demuestran que tenemos que seguir incidiendo en la formación de los profesionales y en la sensibilización de toda la población.

¿Cuántos profesionales han formado ya en Balears?

—Se ha ofrecido formación a 150 profesionales. En el primer año de funcionamiento, el Observatorio ha llevado a cabo un intenso trabajo de sensibilización y de formación entre profesionales de la salud y de otros ámbitos mediante la organización de cursos, talleres y jornadas, y ha puesto en marcha el grupo de trabajo que elaborará el Plan de Prevención, Actuación y Manejo de la Conducta Suicida de Balears. Concretamente, en Mallorca se han formado a 45 trabajadores del 061 mientras que en Menorca se ha impartido formación a 40 profesionales de Atención Primaria, salud mental, urgencias y del 061, y en Eivissa y Formentera, a otros 50 profesionales de las mismas áreas. En 2019 trabajaremos en la formación y está previsto llegar a más de 400 profesionales de las Islas de distintas áreas.

¿Y en el ámbito de la sensibilización social?

—En 2018 se han llevado a cabo numeras charlas divulgativas dirigidas a la población con el objetivo de hablar del suicidio, romper el silencio y eliminar la carga de estigma y de tabú que suscita todo lo relacionado con el suicidio.

¿Qué se prevé incluir en el plan de prevención?

—El plan prevé la creación de protocolos de actuación para optimizar la atención a las personas que tengan o hayan tenido intenciones de autolesionarse y a sus familias. La idea es la coordinación entre todos los servicios (061, primaria, urgencias hospitalarias, hospitalización...) y la creación de equipos especializados para atender a estos pacientes y apoyar a sus familias.

¿El suicido sigue siendo un tabú?

—Así es. Todavía se continúa con el estigma, pero yo creo que cada vez lo es menos, porque se habla del tema cada vez más, incluso en los medios de comunicación.

¿Hay que hablar del suicidio?

—Por supuesto que sí, pero hay que hablar con propiedad. Se necesita mucha formación, que es nuestro trabajo, y sensibilidad sobre el tema. Por ejemplo, los medios de comunicación son una herramienta básica, pero hay que informar bien. Hasta hace poco se ha tratado de evitar hablar de ello por el efecto contagio.

¿Cómo lo viven las familias?

—El impacto emocional que un suicidio provoca en la familia y amigos es grande. Ellos son las víctimas supervivientes de este drama, es terrible y más si se produce en un pueblo donde todo el mundo se conoce.

¿Y hay apoyo para los supervivientes y las familias?

—Sí. Recientemente se ha creado la Asociación Amigos y Familiares Supervivientes por Suicidio de las Islas (Asafib), con cuya participación se contará para elaborar el plan de prevención.

¿Por qué una persona opta por terminar con su vida?

—No hay una causa concreta. Son momentos en los que una persona está pasando por un túnel mental, no ve más allá y cree que no hay otra salida para su situación. Quien se suicida no es que quiera morir, lo que quiere en realidad es dejar de sufrir.