La mayor oleada de pateras en las Pitiusas. En la primera semana de este mes de agosto, diferentes puntos de la costa de Ibiza y Formentera recibieron la llegada de cinco embarcaciones procedentes de Argelia con al menos 63 inmigrantes, que fueron trasladados a la Península y los menores a Palma.

Hombres jóvenes de origen argelino a bordo de una patera: así es la inmigración ilegal por vía marítima que llega a Balears. Desde hace años, parte de la población argelina que emigra encuentra en las Islas una parada transitoria para alcanzar su destino final, Francia.

La forma más común de llegar es en pequeñas embarcaciones, pero no es la única. Desde hace años se baraja la posibilidad de la presencia de buques nodriza en el Mediterráneo. Este tipo de barcos transportan a los viajeros durante la mayor parte de la ruta. Cuando quedan pocas millas, los migrantes se suben a un pequeño bote que el buque lleva tras de sí, y realizan la parte final del trayecto.

Desembarco

La afluencia de llegadas varía dependiendo del estado de la mar. Cuando las aguas están tranquilas y las condiciones climatológicas son óptimas se dan avalanchas de pateras. Es por ello que en los meses de verano pueden llegar hasta siete embarcaciones en un periodo corto.

La franja de edad de los migrantes va desde los 16 años hasta los 30 años aproximadamente, según la Cruz Roja. Muchos de ellos intentan hacerse pasar por menores de edad para quedar amparados bajo el protocolo de Menores Extranjeros No Acompañados, y así evitar la aplicación de la Ley de Extranjería, según los expertos. Sin embargo, la medición del perímetro del brazo y otras pruebas para determinar la edad, ayudan a disipar dudas y a aplicar las medidas legales correspondientes.

Una vez los tripulantes llegan a las orillas baleares, la Guardia Civil activa a la Cruz Roja para que realice su acción sanitaria. El primer paso que llevan a cabo los efectivos de la institución es cerciorarse de que ningún recién llegado sufre enfermedades ni dolencias. Tras las comprobaciones iniciales, ofrecen una asistencia humanitaria básica.

Gran parte de las personas recibidas pasan a disposición policial, pero no todas. Aquellas que eluden el control se trasladan a núcleos urbanos para realizar trabajos poco cualificados donde no se les exija una documentación reglada.

Tras identificar a los recién llegados pueden darse varias opciones. En el caso de que el migrante no solicite una petición de asilo, se gestiona un acuerdo de devolución que la Delegación de Gobierno aprueba. Los ilegales son trasladados entonces al Centro de Internamiento de Extranjeros más cercano, que suele ser el de Barcelona, y son devueltos a su país en avión.

Acogida

En el caso de que la persona solicite permiso de asilo, es el Gobierno de España a través del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, el que trata esa petición. Debe determinar si admite, o no, el trámite.

Mientras la gestión se lleva a cabo, los Centros de Acogida para Refugiados ofrecen un programa de inclusión social. En Balears existen dos centros, uno en Platja de Palma con 75 plazas y otro en Sa Ràpita, con 25. En ellos los extranjeros disponen de asistencia médica, comida y cobijo.

El programa, dividido en tres fases, tiene como finalidad la plena autonomía del acogido a través de servicios como clases de lengua española u orientación laboral.