Buscadores de metales en las playas de Mallorca. | Click

Seguramente, los habrán visto. Generalmente, suelen ir solos, llevando consigo, y moviéndolo de izquierda a derecha a escasos centímetros de la arena, algo parecido, por la forma, a un aspirador, pero que no es tal, sino que es un detector de metales. ¿Su misión? Pues dan la impresión de que tratan de encontrar monedas, sortijas, cadenas, etc., que se les han caído a los bañistas mientras han estado en la playa. Pero también retiran gran cantidad de porquería metálica –y de paso no metálica (plásticos, latas, botellas de cristal, etc. )– que encuentran a su paso. «Porque hay playas que sí, que limpian con una máquina, pero limpian solo la superficie, quedándose la basura más abajo. Yo he llegado a encontrar hasta un pac de seis botellas de cerveza enterradas…».

Días atrás estuvimos con Toni Martínez, veterano en estas lides, y Víctor Luján, como quien dice recién iniciado. Además del detector de metales, Toni lleva un tubo, llamado pinpointer. Una vez que ha sido detectado el metal, al acercarlo a la zona te indica exactamente donde está. También lleva un cucharón con agujeros –un colador–, que meten en la arena de la zona donde más suena y sacan al causante del sonido, generalmente monedas, metales, cristales, «porque, como hemos dicho, no solo encontramos dinero y cadenas o anillos, encontramos también porquería que retiramos, y que a veces es tanta, que llenamos la bolsa que llevamos para ella».

Un día bueno –dice Toni– se pueden encontrar de 10 a 20 euros en monedas, «eso sí, te tirarás seis horas caminando sobre la arena, agachándote, levantándote… Aunque hay días que no pillas nada y caminas lo mismo. Y, encima, haces ejercicio. Porque, piense que el detector pesa unos seis kilos y el de agua, más».

Como no podía ser de otro modo, en esto hay un código, unas normas que hay que cumplir. De lo contrario, puedes ser sancionado. «Si encuentras, por ejemplo, oro, o un móvil, debes depositarlo en la policía. Si en dos años nadie lo reclama, es tuyo. Tampoco puedes buscar cerca de algún yacimiento, sea talaiot, pecio, ruina, etc.».

Toni es partidario de que «los que nos dedicamos a detectar metales nos tendríamos que federar, como ocurre en otras comunidades. Creo que así saldríamos ganando todos». Piensa que no sería difícil, «pues hay una Federación a nivel nacional que nos orientaría. Cuanto más unidos estemos, mejor. Somos ya más de 500. Y si estamos federados, cualquier problema lo podremos solucionar mejor».

El detector

Toni lleva un detector compuesto de plato, que lleva una bobina de cobre que detecta los metales; el palo, el cable enroscado a este, que comunica el plato con una pantalla en la que cuando se detecta algo aparece un número que más o menos te dice lo que ha sido detectado. «También tengo otro para sumergirse en el agua», añade.¿Que dónde se adquieren? «Los compramos en Internet, a través de una página que hay. Suelen costar alrededor de los mil euros, y lo de agua unos mil quinientos».