Han trabajado durante jornadas maratonianas al pie del cañón de una emergencia sanitaria y durante las primeras semanas, sin apenas material de protección. El colectivo médico vive ahora, tras la fase crítica de la pandemia, una resaca emocional y laboral que, dicen, los responsables políticos desatienden. Su sindicato más representativo en Baleares, el Simebal, reconoce un «clima negativo» entre el colectivo porque «hay muchos mimbres y escasa respuesta», critica su presidente, Miguel Lázaro, quien advierte de que «se está fabricando la tormenta perfecta y ya hay tambores de guerra sanitarios».

Simebal incide en que, «si no resurge la pandemia» y Salut no propone más «diálogo y soluciones» a años de agravios económicos éste será «un otoño caliente» respecto a la paz social.

Sus quejas se centran en años de perjuicios tanto por parte del Gobierno central como del autonómico. A Salut le reclaman el incremento comprometido del 2 % salarial o un complemento COVID que otras comunidades ya han anunciado.

El Servei de Salut, por su parte, asegura que no han descartado negociar ninguna petición y recuerda que en los últimos años sí se han atendido algunas de las reivindicaciones del colectivo. En este sentido, señalan la recuperación de derechos perdidos durante la crisis económica de 2008 como las ayudas sociales; el reconocimiento de la carrera profesional; el aumento del precio de la hora de guardia del personal médico; la estabilización de plantillas con procesos de oposición o el pago de las guardias a las médicas embarazadas, que cabe recordar se hizo tras varias demandas judiciales.

Aún así, ahora «hay mucha indignación y rabia contenida», declara Lázaro. Primero «por la indefensión que sentíamos tras las cuatro primeras semanas sin medios adecuados de protección», posteriormente «porque los políticos nos señalaban como responsables del alto nivel de contagios para exculparse» y en general «porque el reconocimiento hacia el colectivo es mucha retórica que no va acompañada ni de medidas retributivas, ni de laborales».

El Sindicato Médico insiste en que todavía tienen «mucha carga asistencial» debida a los déficits de profesionales, agravada en algunas especialidades. Además destacan que «todavía hay un alto porcentaje de temporalidad que se resolvería haciendo fijos a los médicos que ya han pasado pruebas selectivas pero el IB-Salut se niega».

El malestar es extensivo a los facultativos del resto del Estado, de hecho la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) convocó hace días una concentración por la elección de plazas de médicos internos residentes (MIR) que terminó resolviéndose. Sin embargo, a nivel estatal, ya hay rumores de huelga general.