Martí March | miquel a canellas

Martí March (Pollença, 1954) es el conseller d’Educació desde 2015. En esta entrevista, analiza el último trimestre del pasado curso y las expectativas para un inicio normalizado del próximo.

Los sindicatos afirman que habrá recortes de plantilla docente para el próximo curso y usted lo niega.
—Basta mirar las nóminas para comprobar que no hay recortes. Partimos de la cuota docente del pasado curso y estamos acabando de negociar el incremento de plantilla, también en la concertada. El debate podrá ser si el incremento es poco o mucho, pero no será si hay o no recortes. Considero que el incremento será significativo. Desde 2015 hemos aumentado la plantilla en 1.500 docentes, 350 el pasado curso. Cuando los centros nos presenten sus planes pedagógicos y de contingencia, sabremos con cuántos docentes debemos contar.

¿Qué balance puede hacer del último trimestre?
—Ha sido un trimestre maldito, fuera de la normalidad, no ha habido alegría, no se ha posibilitado un final adecuado, ha quedado diluido. Se ha perdido la esencia de la educación, que es la presencialidad. La escuela nació para ser presencial. En educación son importantes los contactos, las miradas, los abrazos, la convivencia, la socialización. Ha sido una pesadilla, un curso para olvidar, pero también para aprender.

Así, ¿se han podido extraer conclusiones positivas?
—Por supuesto. Hay que poner en valor el esfuerzo y la capacidad de adaptación de toda la comunidad educativa. Ahora, de cara al próximo curso, tenemos la preparación previa, también en la Conselleria. Un nuevo confinamiento no es deseable, pero ahora podríamos darle respuesta. Debo recordar que, en las fases 2 y 3, hemos tenido más 43.000 alumnos en tutorías. En el actual Programa d’Acompanyament –refuerzo del verano– tenemos 7.000 alumnos, los mismos que Andalucía, con una población ocho veces mayor. Balears es de las comunidades que más ha hecho en tutorías y refuerzos. Y en buena parte, ha sido así por la propia iniciativa de los docentes.

Tras la experiencia, todo el mundo apuesta ahora por la presencialidad. ¿Están sobrevaloradas las clases ‘on line’?
—No diría eso. Para el próximo curso planteamos la posibilidad de que, en Bachillerato y FP, cuatro días a la semana sean presenciales y el quinto, on line. No hay que renunciar a las herramientas telemáticas. La digitalización es necesaria. Por ello hemos aumentado la conectividad de los centros, hemos comprado más ordenadores, pantallas digitales y otras herramientas tecnológicas. La digitalización no debe ir contra la presencialidad, sino complementarla. La Universitat está mucho más preparada para este reto y puede aplicar un sistema mixto, pero hacerlo todo digital sería un error. En cualquier caso, debería darse una adaptación a cada titulación.

¿Ha habido un aprobado general? En las pruebas de selectividad ha habido un 30 % más de alumnos.
—No, con rotundidad. Ha habido un mayor número de aprobados en toda España porque ha habido una mayor flexibilidad con unos alumnos que no tenían la culpa de lo que estaba ocurriendo. No lo veo mal. El tercer trimestre se planteó como una oportunidad para mejorar la nota, pero, más allá de lo académico, las circunstancias fueron excepcionales. Las tarjetas para las becas de comedor, con 5 euros diarios desde finales de marzo hasta finales de junio, han sido clave para la alimentación de muchas familias con dificultades económicas y sociales.

Los sindicatos también han criticado las instrucciones para el próximo curso.
—Son unas instrucciones pedagógicas y, no lo olvidemos, sanitarias, teniendo en cuenta que el riesgo cero no existe. Hay centros públicos y concertados con más de mil alumnos y debemos garantizar la salud, que será el campo de batalla del próximo curso Es lógico que los docentes sientan la responsabilidad y cierto temor.

¿Tiene que haber fondos COVID para la concertada?
—Sí. Los fondos tienen que llegar también a la concertada, tal como ya hemos hecho con las becas de comedor, las ayudas a la etapa de 0-3 años, los ordenadores y los refuerzos educativos.

Los módulos de la concertada llevan congelados desde 2008.
—Sí, deben incrementarse, pero también replantearse las cuotas voluntarias, hacerlas más simbólicas. Falta completar la equiparación de los docentes concertados con los públicos, pero con los primeros hemos incrementado salarios y plantillas, con más de 200 profesores desde 2015.

¿Nos podemos encontrar en los próximos años con más necesidades y menos recursos?
—Los próximos años serán complicados y habrá que reorientar las prioridades del Govern.

¿Cree que la Llei d’Educació será aprobada con consenso?
—Espero aprobarla en el último trimestre de 2021 con el máximo consenso posible, educativo y político, y en el marco de la ley estatal. Hemo trabajado el anteproyecto durante dos años.

Palma 10.DNI

  • Nació en Pollença en 1954.
  • Catedrático de Sociologia de l’Educació i Pedagogia Social de la UIB, fue director general de Universitat entre 1999 y 2003.
  • Fue vicerrector de Planificació i Coordinació de la UIB entre 2007 y 2011, con Montserrat Casas como rectora.
  • Durante más de 15 años ha sido director del Departament de Pedagogia de la UIB. También ha dirigido el Anuari de l’Educació.
  • Es madridista y le gusta leer novelas y caminar por el campo.