Delegación del Banco de España en Palma. | Jaume Morey

Los procesos de concentración bancaria que se han llevado a cabo desde 2008 han provocado el cierre de más de 600 sucursales de atención al público en Balears, cifra que se verá incrementada el próximo año, según fuentes del sector financiero, porque está previsto que se produzcan nuevas fusiones, lo que provocará la desaparición de más oficinas en las Islas.

En el año 2008, inicio de la anterior crisis por motivos económicos y no sanitarios como en la actual, Balears contaba con 1.261 oficinas, el número más alto registrado hasta la fecha, lo que convertía a la las Islas en una de las regiones más bancarizadas del país.

Doce años después, la cifra en junio pasado era 644 y a finales de año no llegarán a las 600, según las mismas fuentes «ya que con la pandemia de la COVID-19 las entidades han apostado por la banca online y reducir las oficinas de atención al público».

Trabajadores

El responsable de UGT-Banca en Baleares, Jaume Oliver, indica que esta evolución ha ido en detrimento de los consumidores: «Es una pena que se deje de dar un servicio básico y esencial, en concreto en muchos pueblos de las Islas. El servicio directo de atención financiera se ha reestructurado al máximo, afectando también a los trabajadores de banca en las Islas».

A finales de 2008, según datos del Banco de España, había en el sector bancario 3.800 trabajadores, pero entre 2015 y 2016 se produjo el mayor recorte y continuó en 2018 y 2019. En estos momentos el número de empleados en el sector de banca en Balears está en torno a las 1.100.

Oliver puntualiza que la reestructuración de trabajadores en este sector en las Islas «estaba prácticamente ultimado, pero ahora entramos en otro nuevo proceso de fusiones y compras, pero esperamos que las reestructuraciones tengan como premisa fundamental no incurrir en la ley de monopolios. La redistribución que se haga tiene que ser más racional».

Todas las entidades que operan en las Islas están apostando por los nuevos modelos de banca, dejando de lado la atención directa al público que se circunscribe desde mediados de marzo desde la apertura de las oficinas hasta las 11.00 horas.

En la nueva banca que se avecina en Baleares, las oficinas van a quedar en un segundo plano, aunque su presencia en los pueblos de las Islas, según los sindicatos, «es clave y fundamental para un gran segmento de la población, que se centra en las personas de mediana edad y en la gente mayor».

Temor a un impacto muy negativo con la operación Bankia-CaixaBank

Los sindicatos del sector financiero coinciden en señalar en que la fusión entre Bankia y CaixaBank supondrá en Balears «la duplicidad de oficinas en muchos pueblos, ya que ambas entidades están muy próximas, lo que conllevará sí o sí el cierre de oficinas en muchos municipios de las Islas». En cuanto a los empleados, el problema radica que la edad media en CaixaBank es de 45 años y de 47 en Bankia. «Los procesos de reestructuración han provocado ya varias regulaciones, de ahí que se avecina un grave problema». Los sindicatos de banca señalan que les preocupa que se opte por varios escenarios: prejubilaciones, bajas voluntarias y despidos no forzosos». Al mismo tiempo puntualizan que quieren evitar a toda costa «la exclusión financiera para no haya pueblos sin oficinas bancarias».