Miguel y Mario Solano (técnico), frente a la nave de Ambuibérica.

«Sufrí un accidente con una máquina de disco pero, afortunadamente, puedo decir que entré en el hospital sin dedos y salí con ellos». Estas son las palabras de Miguel, un hombre feliz, alegre y entusiasta a pesar del mal trago que le tocó vivir tras sufrir un aparatoso accidente.

Todo comenzó el pasado día 22 de febrero en una nave del polígono de Son Castelló de Palma. Como consecuencia de la crisis ocasionada por la COVID-19, Miguel acudió al negocio familiar para arrimar el hombre y ayudar a su mujer. En un momento dado, estaba realizando unos cortes con una máquina de disco y llevaba la chaqueta puesta. En un despiste, la prenda se enganchó a la sierra y le arrastró provocando un corte. «Fue un golpe seco y acto seguido comenzó la herida a sangrar. La máquina cortó el dedo índice y anular, la falange del dedo índice y el puente que los une. Rápidamente, me taponé la herida y le pedí a mi mujer que llamara a una ambulancia», comenta Miguel.

La empresa familiar está ubicada justo al lado de la nave de Ambuibérica, empresa de ambulancias. De hecho, nada más pedir ayuda, uno de los técnicos más experimentados de la citada empresa, Mario Solano, dejó de merendar en el bar y salió en auxilio de su vecino. También acudió Diego Paniagua, responsable de la empresa y otros compañeros que estaban allí en ese momento.

A su llegada, con la ayuda de sus compañeros, consiguieron estabilizar al paciente, limpiar la herida y, sobre todo, recuperar los miembros amputados. La mujer de Miguel, lejos de asustarse y entrar en pánico, también colaboró con los sanitarios. Limpiaron a consciencia los dedos y Mario los introdujo en hielo seco.

A la llegada del SAMU-061 con un médico, el facultativo trasladó al paciente hasta la Mutua Balear. El herido fue derivado a ese hospital porque allí se encontraba el equipo especialista en manos catastróficas.

Los doctores José Luis Parra (cirujano plástico) y Ana Mora (traumatóloga) son dos eminencias en esta materia. Tras más de once horas de operación todo fue un éxito.
«Nunca tendré palabras suficientes para agradecer el trabajo de todos los médicos, sanitarios y personal de la clínica. El pasado día 5 de marzo se practicó una segunda operación donde se reconstruyeron los nervios y los tensores de la mano, pero soy tremendamente feliz y afortunado. Tenemos una sanidad extraordinaria y unos grandes profesionales», comenta Miguel.

Visita

Hace unos días, nuestro protagonista acudió a las dependencias de Ambuibérica para agradecer en persona la ayuda recibida a todos los técnicos y sanitarios de la empresa de ambulancias. De una forma muy especial quiso agradecer al técnico Mario Solano su trabajo y esfuerzo. Del mismo modo, Miguel también se puso en contacto con el SAMU-061 y con la Mutua Balear para dedicarles palabras de agradecimiento. «Es difícil de explicar. Tengo un cúmulo de emociones. Tristeza por lo sucedido, pero felicidad por la evolución», concluye.