Una camarera recoge las sillas de la terraza al finalizar la jornada. El cierre de la hostelería se mantendrá a las 17.00 horas. | M. À. Cañellas

Francina Armengol quiere herramientas para poder aprobar algo parecido a un toque de queda en Baleares cuando se levante el estado de alarma, algo que sucederá el próximo 9 de mayo si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no cambia de opinión. Ese día dejarán de estar en vigor todas las restricciones a la movilidad derivadas del toque de queda, así como la facultad para que las comunidades autónomas pueden decidir cuántas personas pueden reunirse en cada momento, entre otras medidas.

Si no hay estado de alarma, Baleares no podrá imponer esas limitaciones y eso es algo que preocupa enormemente al Govern de Francina Armengol, que se queda sin instrumentos para restringir la movilidad. El Ejecutivo tampoco podría decretar el cierre perimetral de determinados espacios ni exigir que los viajeros de la Península lleguen a las Islas con PCR negativa, según fuentes del Ejecutivo.

Un mes

Por esta razón, cuando apenas falta un mes para que se levante el estado de alarma, en el Govern reclaman poder disponer de una herramienta jurídica para poder aprobar restricciones. «Queremos saber qué opciones se nos dan a las comunidades autónomas para controlar la movilidad», señalan fuentes del Ejecutivo.

El Gobierno ya ha adelantado que, en la cogobernanza que se ha establecido entre el Ejecutivo central y las comunidades autónomas, habrá mecanismos para que se puedan aprobar limitaciones, pero en Balears alarma la posibilidad de no poder establecer restricciones claras o que estas queden al albur de lo que puedan decidir los jueces. Hasta la fecha, todas las decisiones judiciales han sido favorables al Govern porque estaban amparadas por el decreto del estado de alarma, pero una vez acabado, no está tan claro que las nuevas disposiciones vayan en la misma línea que hasta ahora.

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Las restricciones a la movilidad han sido la piedra angular de la política de Francina Armengol para limitar los contagios y en los últimos meses le ha funcionado, con una caída drástica de la incidencia acumulada desde las pasadas Navidades.

El portavoz del Govern, Iago Negueruela, reconoció este miércoles en rueda de prensa que el Ejecutivo ya está analizando la situación posterior al 9 de mayo respecto al toque de queda. Confió en poder alcanzar un acuerdo con el Gobierno ya que, legalmente, no se podrá mantener tras el estado de alarma. Consideró «importante» disponer de herramientas para garantizar la seguridad de la población y recordó que tras el primer estado de alarma, todas las restricciones adoptadas por el Govern –salvo el toque de queda– fueron avaladas por el Tribunal Superior de Justicia.

El Govern persigue «tener el mayor número de herramientas posibles» para combatir la pandemia, aunque Negueruela indicó que «no significa que las tenga que utilizar». El portavoz insistió en que en los próximos meses, cuando se acelerará la vacunación, «hay que garantizar la seguridad de manera especial».

Mascarillas en la playa, pero no si hay distancia

El Gobierno ha decidido finalmente modular la obligación de llevar mascarilla en la playa y no será necesaria mientras se está en el agua y tomando el sol en la arena, siempre que se respeten las distancias de seguridad. Sí será obligatorio su uso cuando se dé un paseo por la orilla o por zonas abiertas de la costa.