El botellón, un grave problema por los contagios. | Click

Baleares vuelve a estar al borde del colapso. A fuerza de 'libertad', las cifras de contagio son demoledoras. Baleares ha alcanzado este jueves su registro más alto de contagios diarios desde que se decretara la pandemia de coronavirus en marzo de 2020.

Según datos actualizados por Salut Pública, un total de 795 personas han dado positivo en un prueba diagnóstica de COVID-19 en las últimas 24 horas, lo que supone que los casos están más disparados que nunca en las Islas.

La Comunidad se comporta como un cangrejo, camina un paso para adelante, dos para atrás. Y todo comenzó a torcerse en junio, cuando llegaron cerca de 4.000 estudiantes de la península dispuestos a vivir el mejor viaje de estudios de su vida. Para las Islas significaba la vuelta a la normalidad y a una temporada turística que reactivara la maltrecha economía balear. Nadie creía que un macrobrote de coronavirus terminaría aguándonos la fiesta.

El origen del macrobrote

El pasado 24 de junio comenzaron a darse las primeras cifras de positivos y confinados. El resultado final, demoledor: un total de 2.135 jóvenes de todo el país han dado positivo por el 'macrobrote' de Mallorca, generando 302 contactos secundarios. Además, 8.025 personas en 12 Comunidades Autónomas han tenido que guardar cuarentena por ser contacto estrecho, según el último informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio.

¿Cómo se produjeron los contagios? Tras las investigaciones de los servicios sanitarios de rastreo, hubo varias situaciones a mediados de junio que favorecieron la propagación de los contagios. Una de ellas fue el concierto de reggaetón en la plaza de toros de Palma, a cuya entidad organizadora ya se le abrió un expediente que puede terminar en una posible multa de entre 60.000 y 600.000 euros por infracción muy grave.

Además, se detectaron otros espacios de contagio como diferentes fiestas en la costa de s’Arenal de Llucmajor, tanto en party boats como en tierra, incluidos nueve hoteles. Sin olvidar la fiestas de Sant Joan, en Menorca, otro foco de contagio, y otra forma de entender el punto al que hemos llegado.

Entre medias, el culebrón de los adolescentes confinados en el hotel COVID de Palma, sus padres hablando de «secuestro» y la resolución posterior, con el auto judicial que no ratificaba el confinamiento de los supuestos contactos estrechos por falta de motivación en la resolución, y permitía su salida inmediata.

Los jóvenes, en el ojo del huracán

Aún así, los contagios no dejaban de aumentar, en especial entre la población más joven de las Islas. Por eso, el Ejecutivo balear aceleró la vacunación de este sector de población, la primera comunidad en hacerlo desde el 1 de julio. Tan sólo 24 horas después de que se abriesen la vacunación para la franja de edad de 29 a 16 años, más de 41.000 personas habían solicitado cita.

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Pero a la par, los botellones se convertían en otro foco del problema, en especial en las zonas más turísticas y en los polígonos de la capital palmesana. Para ponerle remedio, el Consistorio palmesano montó un operativo policial extraordinario contra el botellón en Palma. Además de controles de alcoholemia y del cierre de calles en polígonos, se actúa en la Playa de Palma y en puntos del centro de la ciudad.

El Govern, por su parte, prohibió desde el 7 de julio la venta de alcohol en cualquier tipo de establecimiento comercial y en gasolineras a partir de las 22:00 horas. Además se ha paralizado la desescalada y se mantienen todas las restricciones en vigor desde el 19 de junio, que se mantendrán al menos hasta el próximo 23 de julio, cuando se volverán a revisar de nuevo.

¿Ha sido suficiente para frenar la escalada de contagios? El Govern liderado por Francina Armengol pedía calma, y aunque le preocupaba el número de contagios, la presión asistencial no era alta. Pero al final, el sistema sanitario apunta a un nuevo colapso.

De aquellos polvos, estos lodos

Con los 795 positivos de este jueves, Baleares ya acumula desde el inicio de la crisis sanitaria un total de 68.119 infecciones por COVID-19. Además, hay que lamentar la pérdida de 846 personas, que no lograron superar la enfermedad.

La situación preocupa a Salut Pública y los hospitales de Baleares activan sus planes de contingencia para afrontar la nueva ola. Son Espases ha tenido que abrir más camas, mientras que hospitales como el Mateu Orfila de Menorca, Son Llàtzer o el de Manacor están además reprogramando actividad quirúrgica.

Este jueves, en los hospitales hay un total de 97 personas ingresadas por COVID-19, hasta 11 personas más que el miércoles. Además hay otras 26 personas que están recibiendo atención en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), una cifra que en los últimos días se ha mantenido estable y sin cambios, pero que indica que las unidades de críticos se encuentran a un 12 por ciento de su ocupación.

Nuevas restricciones en el horizonte

¿Estamos preparados para nuevas restricciones? Restauración CAEB Mallorca y UGT han sido los primeros en levantar la voz y reclamar el toque de queda en Baleares entre las 2 y las 6 de la madrugada para evitar los botellones tras el cierre de bares y restaurantes.

Otras comunidades autónomas, como Cataluña y la Comunidad Valenciana, ya lo han implantado con la finalidad de frenar la explosión de casos positivos de coronavirus. El Govern, por el momento, no ha tomado una decisión definitiva, pero nadie duda de que Francina Armengol y su equipo la tienen sobre la mesa.

A la espera de nuevas decisiones, TUI Holanda ha cancelado todos los vuelos y viajes a Baleares a partir de este viernes y Reino Unido ha sacado a las Islas de su lista verde, aunque los vacunados no harán cuarentena al volver. Malos augurios para una temporada turística vital para la economía balear.