Marcos Pons.  | Pilar Pellicer

Marcos Pons (Ferreries, 1975) viajó ayer a Mallorca para la presentación de la semana internacional de las personas sordas y la lengua de signos, que contará con diferentes actos y acciones divulgativas.   

¿Por qué es necesario celebrar una semana como ésta?

—Lleva muchos años haciéndose, la ONU marca este día como punto de referencia para que la sociedad reconozca la lengua de signos y se sensibilice con las personas sordas. Es la manera de avanzar. Este año el lema es para celebrar la prosperidad de la comunidad sorda.

¿Quiere decir que se ha avanzado en los últimos años?

—Con la pandemia se ha visibilizado más la necesidad de la figura de un intérprete, y de una comunicación accesible. Con las mascarillas, las personas sordas han sufrido un doble confinamiento.

Paradójicamente, ¿la pandemia ha ayudado a avanzar?

—Se ha visto que el colectivo, no sólo aquí sino a nivel mundial, ha sufrido un gran impacto. La accesibilidad no era real, las mascarillas son un gran problema para las personas sordas pero la parte positiva es que mucha gente se ha sensibilizado. Se les ha puesto el foco y hay más políticas accesibles o recursos para eliminar barreras en la comunicación.

¿El conflicto lingüístico llega también a la lengua de signos?

—Es cierto que la lengua de signos catalana y la española son diferentes pero aquí mezclamos las dos. No tenemos problemas de comunicación porque nos entendemos, es muy visual y no tenemos este problema. En Menorca se utiliza mayoritariamente la catalana, y en Mallorca, Eivissa y Formentera predomina más el castellano pero depende de la situación de cada isla.

¿La pandemia se ha reflejado también en diagnósticos tardíos o tratamientos?

—Sí, por ejemplo en el ámbito de la educación o la sanidad. Muchos niños sordos no pudieron ir al médico, al colegio, o a los servicios de la federación de personas sordas en Balears, con sus especialistas. Ha sido difícil.

Habla en pasado.

Sí, pero la vida social sigue siendo muy limitante. Hay muchos servicios que siguen sin ser accesibles. Para ir al médico se necesita mascarilla y la expresión no verbal en muy importante, además no podemos leer los labios del intérprete. Poco a poco se avanza, con las mascarillas transparentes, por ejemplo. Estamos encima que se implanten, al menos en educación y sanidad aunque la solución pasa también por tener más intérpretes.

¿Esta doble barrera ha tenido una consecuencia psicológica?

—Sí. Ha habido muchos casos de doble aislamiento. Por la mascarilla pero también por los pocos servicios disponibles de intérpretes. Si voy al Ajuntament a pedir un papel , ¿cómo lo hago?

¿Qué hay de las oportunidades laborales de las personas sordas?

—No estamos en igualdad de condiciones. Hay gente sorda con suerte porque lleva muchos años trabajando en la misma empresa pero con la pandemia muchos se han quedado sin trabajo. Muchos creen que por el hecho de ser sordos no sabemos trabajar y no nos tienen en cuenta. Existe la discriminación laboral, también ligada a la educación de las personas sordas. Si no hay un acceso a la formación para ellos ¿qué oportunidad laboral tendrán? Los niños deben tener intérpretes en las aulas, así se formarán y podrán encontrar trabajo en igualdad de condiciones con las personas que oyen.

¿Dónde cree necesaria esa figura?

—La Administración debe elegir a personas con formación específica y mucha experiencia. Que hagan un proceso de selección porque no todo el mundo vale. En todas las instituciones debería haber, esperemos que se extienda en el ámbito educativo, el sanitario pero en todas las administraciones también.

El apoyo del Consell de Mallorca

El Consell de Mallorca se ha sumado a la conmemoración de la semana internacional. La entidad cuenta desde hace 19 años con el Servicio de Interpretación de Lengua de Signos y ofrece un servicio de acompañamiento a personas sordas para que puedan realizar tareas administrativas sin dificultades de comunicación.