Centro de vacunación en Ibiza. | Daniel Espinosa

El 27 de diciembre de 2020 dio inicio la campaña de vacunación contra la COVID-19. Avelina Serrano, una anciana de 94 años y residente en la residencia Oms-Sant Miquel de Palma, fue la primera inoculada de Balears. Ahora, casi un año después, hay 948.492 personas vacunadas con la primera dosis y 919.764 ya tienen la doble vacuna, o lo que es lo mismo, el 88,8 % de la población mayor de 5 años de las Islas ha recibido al menos un pinchazo. ¿Los datos son suficientes? Eugenia Carandell, coordinadora de la campaña de vacunación en Baleares, confiesa que no son malos datos, «pero mejor el 90 % de la población vacunada que el 85, y aún mejor el 95 que el 90. Este virus no baja la guardia, nosotros muchos menos debemos hacerlo», apuntilla.

Ritmo desigual

La campaña de la vacunación en las Islas ha estado marcada por un ritmo un tanto desigual. Comenzó en buena forma y se fue deshinchando poco a poco. El 6 de julio fue el día en el que más dosis se inyectaron, casi 18.000, mientras que noviembre fue un mes malo en los vacunódromos; por ejemplo, el pasado 14 de noviembre solo se administraron poco más de 100 dosis, aunque todo cambió con el pasaporte COVID. Desde que se anunció su obligatoriedad en establecimientos de restauración, la media de inoculaciones diarias se incrementó un 48,82 por ciento en un mes.

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Un nuevo año de retos

Durante este 2021, la población ha podido vacunarse en hasta 67 puntos de las Islas –51 en Mallorca, 8 en Eivissa, 7 en Menorca y 1 en Formentera–, pero Carandell señala que están trabajando desde hace varios meses para que la campaña de inyección de la tercera dosis no afecte a la actividad normal de los centros de salud ni a las infraestructuras municipales, como ha sucedido, por ejemplo, con el polideportivo Germans Escalas, por lo que se están rastreando nuevos espacios de vacunación de cara al nuevo año.

Largas colas en el vacunódromo de Son Dureta por la exigencia del pasaporte COVID.
Imagen de la campaña de vacunación en Son Dureta.

Además, Eugenia Carandell confirma que uno de los grandes retos para el nuevo año es convencer a la población que no se ha vacunado de las bondades de la inmunización: «Hay gente que no ha priorizado vacunarse por falta de tiempo; otros no son antivacunas, simplemente sienten temor por una vacuna nueva, y se irán inoculando estos meses; mientras que hay otro que se niegan en rotundo». En este sentido, la coordinadora de la campaña de vacunación especifica que el mensaje será muy claro: «Vacunarse es un bien personal, ya que disminuye la transmisión y los efectos en terceras personas, por lo tanto, también es un bien social», apostilla.