Aunque hay quejas entre los equipos directivos de los centros a la hora de gestionar cuestiones como las cuarentenas, la comunidad educativa apuesta por un retorno a las aulas con normalidad, guardando las ya asumidas medidas de seguridad sanitaria. | Josep Bagur Gomila

La inmensa mayoría de la comunidad educativa de Baleares quiere el retorno presencial a las aulas el próximo lunes, 10 de enero, tras las vacaciones de las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Habrá alguna excepción, pero la Conselleria d’Educació i Formació Professional, sindicatos y asociaciones de padres y madres coinciden en que la mejor opción es que los centros docentes y universitarios abran con total normalidad el 10 de enero y que los alumnos acudan a clase sin otras medidas que no sean las ya asumidas de seguridad sanitaria contra la COVID-19.

De esta manera, los altos niveles de contagio que se registran actualmente no han alterado la idea de que colegios e institutos son un espacio seguro contra el coronavirus. En este sentido, el portavoz del Govern, Iago Negueruela, insistió ayer en que para el Ejecutivo autonómico «es muy importante mantener la presencialidad en las aulas», recordando que a lo largo de la pandemia siempre se ha defendido la máxima apertura posible en los centros.

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Negueruela hizo esta declaración cuando para este martes está prevista una reunión intersectorial del Gobierno con los consejeros de Salud y Educación de las comunidades autónomas para tratar el retorno a clase tras las vacaciones navideñas. A la espera de lo que se decida hoy, existe un cierto acuerdo entre Gobierno central y comunidades para que el retorno se produzca el próximo lunes, sin ningún aplazamiento, aunque podrían tomarse algunas medidas respecto a los mínimos de positivos en los grupos escolares y las cuarentenas.    Los sindicatos docentes son partidarios de volver a las aulas el 10 de enero, pero exigen «las medidas necesarias para garantizar un retorno seguro». Para la Federació d’Associacions de Pares i Mares (FAPA) de Mallorca, «las aulas deben continuar siendo los lugares seguros donde se desarrolla la educación y para ello será necesario disponer de los recursos necesarios para garantizar la presencialidad a todos los niveles si la pandemia obliga a aplicar medidas más restrictivas».

Mínimos

En esta línea, la Conselleria d’Educació i Formació Professional, los sindicatos y las asociaciones de padres y madres también coinciden en que, mientras los centros docentes sean un espacio seguro, la presencialidad es la mejor opción educativa, pues además de garantizar que no se baja de unos mínimos aceptables en la calidad de la enseñanza, permite a niños y jóvenes vivir una cierta socialización, que siempre es valorada muy positivamente para la salud mental y emocional de los alumnos.