Una familia de británicos a su llegada al aeropuerto de Ibiza. | Daniel Espinosa

Los menores de 12 a 17 años procedentes de países de fuera de la Unión Europea o del espacio Schengen podrán entrar en España sin necesidad de estar vacunados. El Gobierno reformula de esta manera su normativa al respecto y reabre sus puertas para los visitantes británicos, primer mercado turístico del país y segundo de Baleares tras el alemán. De esta manera, a partir del 14 de febrero todos los viajeros de esa franja de edad procedentes de esos países que no estén vacunados podrán entrar en territorio español simplemente presentando una PCR negativa realizada 72 horas antes de su llegada. Además, los menores de 12 años que viajen con un adulto no estarán sometidos a ningún tipo de requisito sanitario, tal y como venía sucediendo hasta ahora.

La modificación de estos protocolos sanitarios, publicada este viernes en el Boletín Oficial del Estado (BOE), ha sido consensuada entre los ministerios de Asuntos Exteriores, Turismo y Sanidad. El texto subraya que los anteriores requisitos fueron aprobados a fin de incentivar la vacunación entre los ciudadanos, dado que ésta se considera «un instrumento clave contra la pandemia». Sin embargo, finalmente se ha tenido en cuenta el hecho de que en muchos países existan dificultades para la vacunación entre los menores de edad.

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La orden del BOE llega después de la cascada de cancelaciones de reservas que se estaba produciendo desde Reino Unido justo para este mismo mes de febrero, en la semana de vacaciones escolares del país conocida como half term. La medida había suscitado muchas quejas por parte del sector turístico balear, que ahora celebra la modificación. Las patronales hoteleras encabezaron las críticas, reivindicando la necesidad de ayuda y no obstáculos en su carrera por recobrar la cuota de mercado turística que se ha perdido durante los últimos dos años por culpa de la pandemia.

También se había alzado la voz desde Canarias, con una temporada alta perjudicada de lleno por lo que consideraban un cortapisas para el flujo de turistas británicos. La Federación Turística de Lanzarote tildó la medida de «nuevo mazazo para el sector» y responsabilizó directamente al Gobierno de las cancelaciones. Precisamente la situación del archipiélago canario –con una parte importante de su facturación turística ligada a estos meses de invierno– era la preocupación más inmediata para las grandes cadenas baleares con hoteles en estas islas.