Servicio de atención a víctimas de violencia de género. | Junta de Andalucía

Un agente de Policía Nacional que intervino en 2020 en el intento de asesinato de una mujer a manos de su pareja en Palma ha relatado que, cuando el hombre fue detenido y le informaron de que le imputarían una tentativa de homicidio, éste dijo que lo sabía «perfectamente» y que añadió: «La pena es que no la he matado». El agente ha prestado declaración como testigo en el juicio que ha celebrado este viernes la Audiencia Provincial de Baleares. Además del incidente con su expareja, el procesado también intentó acuchillar a otro hombre porque creía que era amante de su mujer. Por todo ello, el detenido se enfrenta a una pena de 25 años de prisión por varios delitos de malos tratos, un delito de asesinato en grado de tentativa, uno de homicidio en grado de tentativa y otro de amenazas graves.

La abogada de la víctima solicita una pena de 18 años al acusar solamente por los delitos que afectan a la mujer. En el juicio, el acusado ha afirmado que el día de los hechos había consumido cervezas, ginebra y cocaína y que no recuerda nada de la agresión. Según ha declarado, tras salir de la obra en la que trabajaba pasó por dos bares y cuando llegó a su casa «iba bastante 'cacao'». El hombre también ha negado que habitualmente maltratase o insultase a la que había sido su pareja durante cerca de 20 años. «Nunca, nunca, jamás por mi parte ha recibido maltrato, ni físico ni psicológico», ha aseverado.

Con todo, sí ha reconocido que la semana anterior al incidente, insultó a su pareja después de verla «subir al piso» de un hombre que él creía que era su amante. «Como entenderá usted [a la fiscal], me fui para casa y sabiendo de dónde venía... Imagínese», decía en la sala de juicios. En este punto la fiscal le ha pedido que especificara lo que pasó y él ha admitido que llamó «de todo» a su pareja, incluyendo insultos como «puta» o «guarra». «Le dije que se fuera a casa del negro a dormir». «¿Usted sospechaba que era el amante de su mujer?», ha preguntado la fiscal. «Sospechaba, no», ha respondido el procesado, dando a entender que estaba seguro de ello. El hombre insistía en que la víctima «decía que se iba con sus amigas» y en realidad estaba con otro. «¿No podría ser su amigo?», ha preguntado entonces la representante del Ministerio Público. «Vale», ha contestado él de malos modos. El acusado ha añadido que el otro hombre «siempre acompañaba» a la víctima a la puerta de casa. «Y me molestaba. No me parecía bien», ha dicho.

Un día la víctima salió dejándose el teléfono en casa y él lo cogió y vio un mensaje del otro hombre, que era «más que cariñoso». Si bien la mujer ha relatado que hacía más de un año que ella le había dicho que quería poner fin a la relación, el acusado ha sostenido que fue cuando se produjo el conflicto por el mensaje del móvil, sólo una semana antes. La mujer, por su parte, ha explicado que no podía irse de la casa por incapacidad económica, y que por ello seguían conviviendo. Cuando la fiscal ha preguntado si él aceptaba la ruptura, la respuesta ha sido: «Qué remedio». A esto ha añadido que quería continuar con su pareja, y ha negado que la controlara o la considerase de su propiedad. El hombre ha sostenido que en la semana anterior al presunto intento de asesinato lo pasó «mal» porque se había «ido todo a la mierda», y que fue por ello que consumió cocaína en dos ocasiones.

Sin embargo, prácticamente todos los testigos (la víctima, su hijo, la novia de éste y los policías que fueron al domicilio) han coincidido al contradecir al hombre y señalar que no presentaba ningún síntoma de embriaguez ni drogas. La víctima se ha mostrado segura de que su marido no estaba borracho. «Lo sé porque le conozco», ha enfatizado. Ni desprendía olor a alcohol ni le hubiera dado tiempo a estar por los bares por la hora a la que llegó a casa. Además, «nunca» le vio tomar cocaína en los años que estuvieron juntos. La mujer ha contado que aquel día él ya estaba en casa cuando ella llegaba de pasear a la perra de la familia. La mujer le dijo que iba a salir con sus amigas a tomar algo. «Se puso como loco, me tiró al suelo, me cogió del pelo, me dio patadas...», ha declarado, contando también que le rompió el móvil.

En ese momento se encontraban en el domicilio su hijo y su novia de entonces, que al oír los gritos corrieron a separarles. Según han relatado todos, el padre de la familia cogió un cuchillo de sierra de 20 centímetros de la cocina, y se fue de la casa profiriendo amenazas. «Le dije que dónde iba con ese cuchillo y me dijo: 'Me voy a matar al negro y luego a ti'», ha contado la mujer, que intentó avisar a su amigo pero no pudo porque el agresor le había «destrozado» el móvil. Al parecer, tras salir de la casa el procesado se fue al domicilio del hombre al que consideraba amante de su esposa, aporreando la puerta muy alterado. Le abrió su compañero de piso, que ha contado que se presentó como «un amigo» para conseguir que le abriera la puerta.

En cuanto el acusado vio al supuesto amante, sacó el cuchillo y trató de alcanzarle con él, pero el compañero de piso rápidamente empujó la puerta atrapándole el brazo y finalmente entre ambos consiguieron cerrarla. Un rato más tarde el hombre volvió a su domicilio familiar, presuntamente entrando a escondidas por la terraza, y en un pasillo acometió a su mujer por la espalda con el cuchillo, en la zona lumbar. «Saltó sin hacer ruido, vino por detrás y fue cuando noté el cuchillo. Pegué un chillido, mi hijo y su novia se tiraron encima de él y me dijeron que me fuera corriendo. Salí y estuve en la calle una hora sangrando», ha resumido la víctima, que ha comentado que de no haber estado su hijo en casa «tal vez no estaría aquí». Después de esto vino la Policía, que redujo y detuvo al hombre. Todos los testigos escucharon, mientras se lo llevaban, que volvía a amenazar al otro hombre diciéndole: «Ya te puedes ir a tu país, porque en cuanto salga voy a ir a por ti y te voy a matar». El cuchillo fue encontrado por la Policía clavado en una pared de pladur.

Los servicios sanitarios trasladaron inmediatamente a la víctima a un hospital por la posibilidad de que hubiera sufrido lesiones internas de importancia. Según los policías, la mujer estaba en un estado de ansiedad grave. «Decía que, por favor, esto tenía que acabar, que nos lo lleváramos porque llevaba tres años sufriendo malos tratos y ya no podía más. Que cualquier día aparecería en la vivienda y la iba a matar», ha detallado un agente. Y es que además de esta grave agresión, la mujer ha añadido que su pareja la sometía a malos tratos, de forma «esporádica», pero que no lo denunció en su momento. Esto ha sido corroborado por su hijo y la exnovia de éste, quien incluso habría sufrido amenazas del acusado por haber llamado a la Policía en una ocasión en la que el padre habría zarandeado del cuello a la madre. «Nos dijo que si nos volvíamos a entrometer nos iba a reventar», ha explicado la chica. El juicio ha quedado suspendido por problemas técnicos para llevar a cabo la declaración de la segunda víctima, el hombre al que el acusado creía amante de su esposa. La Fiscalía considera que su testimonio es fundamental en el caso.