Josep Malagrava Rigo, Director general de Energía y Cambio Climático. | Pilar Pellicer

Pep Malagrava (Palma, 1984) echa de menos más pedagogía por parte del Govern en materia de energía. Sabe que dirige uno de los departamentos clave en un momento de cambio y, a pesar de su perfil político, insiste en la necesidad de convencer a la hora de impulsar políticas de energía. Si toda la sociedad no participa convencida en el cambio, todo el esfuerzo se quedará en agua de borrajas. En el último presupuesto de la legislatura su dirección general ha recibido un gran refuerzo económico.

El Instituto Balear de la Energía (IBE) multiplica por seis su presupuesto, ¿qué parte va a su estructura y qué parte a proyectos?
—Hablamos de un crecimiento muy importante, el IBE tendrá un presupuesto de más de 26 millones de euros. La parte para el mantenimiento del instituto y su personal es algo más de un millón de euros y la que se destina a inversiones y proyectos son casi 25 millones de euros. El hecho de que el IBE haya sido el ente instrumental que más crece porcentualmente dice mucho de la apuesta del Govern a nivel energético. Vivimos una crisis climática y ahora energética que nos hace ir más deprisa.

Principalmente se ha dedicado este ente a crear autoconsumos compartidos, ¿cuántos hay en marcha?
—Ahora mismo tenemos en pleno funcionamiento el de Santa Eugenia, ya se está facturando esta energía a las 38 familias de las que cuatro son vulnerables. Esto último es muy importante, que la energía limpia y pública tenga también una función social. Hay tres proyectos más en Ses Salines, Consell y Campanet ya acabadas, pendientes de unos trámites administrativos. Luego en el caso de Ciutadella y Sant Antoni también estamos a punto de poner sus autoconsumos en marcha.

¿A cuántas familias beneficiarán?
—En 2023 esperamos alcanzar los 45 autoconsumos compartidos en 25 municipios y esperamos abastecer de energía limpia como mínimo a 1.500 familias. Esto supondrá que el IBE tendrá más de 2,6 Mw de potencia instalada. Ya estaremos hablando de un gran productor de energía. Es esencial que podamos disponer de energía pública y limpia. Sobre todo la ciudadanía que no puede acceder a este tipo de energía por su coste. Creo que la ampliación del límite de estos autoconsumos de 500 a 1.000 metros a la redonda, incluso la ministra dijo que se llegaría a los 2 kilómetros, fomentará que hagamos instalaciones más grandes a las que se pueda acoger más gente y lleguemos a barrios más desfavorecidos y estas instalaciones sirvan para aligerar la carga económica que supone la electricidad a estas familias.

¿Hay previsto alguno más en Ibiza?
—Ibiza tiene algunos proyectos planteados en Vila, Santa Eulària y Sant Josep. En 2023 tendremos algunas actuaciones en estos municipios. Cada vez que tenemos un encuentro con los alcaldes de Ibiza vemos buena predisposición y sabemos que están buscando terrenos, aunque algunos no tienen clara todavía la ubicación. Nos encantaría tener tantos proyectos que hubiera alguno que se quedase en espera a que se pudiese financiar. Nosotros ofrecemos a los ayuntamientos estas actuaciones, de momento vamos ejecutando e Ibiza no se puede quedar atrás.

¿Cree que seguirá su labor este ente si el Govern cambia de color político?
—Ayer, tras explicar los presupuestos, el PP, que gobierna en varios municipios donde estamos impulsando estos proyectos, ya anunció que no presentaría una enmienda a la totalidad del presupuesto del IBE, como hizo en ejercicios anteriores. En política más que vencer hay que convencer y creemos que se está viendo que esta política funciona. Nosotros queremos una empresa pública de energía, se lo hemos pedido al Estado y demostramos que funciona. Ahora, que la oposición vea que es algo positivo para la administración y para la gente hace que también ellos impulsen proyectos.

Desde su constitución anunciaron que el objetivo era alcanzar la autosuficiencia del IBE, ¿qué retorno tienen y cuándo calculan que se podrá alcanzar esta autosuficiencia?
—Estamos hablando de una empresa que debe facturar. Como el IBE no tiene dividendos ni accionistas sino que es una empresa pública, todo lo que gana se retorna a más proyectos. Eso no sólo permite la posible autosuficiencia, sino también una dinamización del tejido productivo, dando trabajo a muchas pequeñas y medianas empresas de instaladores que participan en estas licitaciones. El retorno de este año ha sido pequeño y es difícil calcular el retorno exacto para 2023 porque depende mucho de la finalización de ciertas instalaciones. Pero respecto a la autosuficiencia calculamos que de aquí a entre cinco y siete años el IBE necesite una financiación mínima o incluso cero con el retorno de todos los autoconsumos públicos e incluso con los privados que pueda hacer la administración. El Govern debe apostar por impulsar el IBE hasta su autosuficiencia para que pueda crecer. Tenemos que ser ambiciosos porque hay mucha gente que los está pasando mal con los precios de la energía y con los autoconsumos aligeramos esta carga.

Esta semana se publicó en el BOIB el programa de ayudas a la implantación de car sharing en Balears, ¿qué problemas hay para la implantación de estos negocios?
—Yo creo que el car sharing es una oportunidad. Hemos impulsado estas ayudas para impulsar la creación de estas empresas, cooperativas o incluso empresas públicas que se quieran adherir. En Mallorca ya hay alguna cooperativa y alguna empresa de movilidad compartida. Estas ayudas están destinadas exclusivamente a la movilidad eléctrica de bicicletas, motos o coches.

¿Cuál es el objetivo de esta política?
—En una comunidad autónoma en la que estamos llegando a vehículo por habitante, cuando a nivel estatal hay una media de 0,6 vehículos por habitante, creo que debemos asumir que no necesitamos tener todos un vehículo en propiedad. Es necesario desplegar una buena red de transporte público en todas las islas y mejorar los precios, pero es evidente que hay gente que puede necesitar utilizar un vehículo particular aunque no es necesario que ese vehículo sea suyo. Tenemos una cultura en la que estamos poco acostumbrados a compartir, cuando compartiendo reducimos costes de una forma abismal. Además, la movilidad eléctrica es muy interesante para islas como Ibiza, Menorca y Formentera, con distancias relativamente pequeñas. Esperamos que la iniciativa sea un éxito y que estos cuatro millones de euros que se movilizan se queden cortos porque se pongan en marcha muchas iniciativas de este tipo. El vehículo está parado más del 90% del tiempo, es algo totalmente ineficiente y no es sostenible. Si cinco personas usan un vehículo un mismo día, le damos uso y sacamos de la circulación los cuatro o cinco vehículos que se habrían usado ese día.

¿Se mantendrán el año que viene las ayudas a la instalación de autoconsumos?
—La línea Next Generation está abierta hasta diciembre de 2023 y evidentemente esperamos que siga creciendo y tengamos que pedir más dinero al IDAE. El presidente del Gobierno anunció hace algunas semanas que incrementaría el presupuesto y esperamos que así sea. En 2023 sacaremos de nuevo la línea para fotovoltaica y microeólica con los mismos requisitos que en 2022 para particulares para poder solicitar ayudas para estos autoconsumos privados o colectivos, estos últimos recuerdo que tienen una ayuda mayor. Tenemos que seguir fomentando el autoconsumo. El 25% de la energía instalada en Baleares ya es autoconsumo, es un porcentaje de los más elevados del Estado, pero esto nos anima precisamente a seguir trabajando en esta línea. Se debe seguir ampliando la generación fotovoltaica a través de parques, pero el autoconsumo debe ser prioritario. Hablamos de tejados, aparcamientos, polígonos industriales.

Ibiza parece el paradigma de territorio donde estos autoconsumos deberían predominar por la cantidad de viviendas unifamiliares dispersas que hay, pero al principio costó que cuajaran estas ayudas, ¿cómo evoluciona?
—Ibiza tiene una progresión buena, pero tiene que acelerar. Desde 2019 hasta ahora se ha multiplicado por cinco la potencia instalada, pasando de 1,9 Mw de autoconsumo a 9,6 Mw instalados, a pesar de todo está por detrás de Menorca. Ibiza tiene que ser la segunda isla en potencia instalada de autoconsumo, porque su peso residencial es el de la segunda isla en el archipiélago. Así que hay que acelerar. Los particulares se están subiendo a este tren, pero creemos que quien sobre todo lo tiene que hacer es la administración pública y el sector privado. Ibiza tiene grandes consumidores entre las empresas de ocio y turísticas y las administraciones. Son los actores que tienen que pisar el acelerador. Nosotros estamos poniendo a disposición los recursos a través de líneas de ayuda y necesitamos que las soliciten y hagan proyectos. Ibiza representa entre un 10% y un 12% de las solicitudes de ayudas para energías renovables. Creemos que se debe acercar al 15%.

Quizás el tema esté en sí se conocen estas ayudas, ¿para cuando la oficina de Transición Energética en Ibiza?
—Nosotros estamos dispuestos a acudir a la isla a explicar las ayudas todas las veces que haga falta, pero es verdad que estas oficinas de transición energética son necesarias. Esperamos poner en marcha a principios de 2023 la oficina de Ibiza para fomentar que haya mayor volumen de ayudas. Las nuevas oficinas están en proceso de licitación, esperamos que el procedimiento concluya este mes y estén operativas como he dicho en los primeros meses de 2023.

¿Cuál será su labor?
—Lo primero dar información a la ciudadanía y ayudar en la gestión de estas ayudas, pero también hacer acciones en los municipios y dinamizar la transición energética acercándola más al ciudadano. También servirá de apoyo a las administraciones locales para que puedan elaborar proyectos que se puedan presentar a estos programas de ayuda.

Otro tema importante en su negociado es la red de puntos de recarga eléctrica de vehículos, ¿en qué estado está y cuáles son las perspectivas para el año que viene?
—Llegaremos antes de final de año a los 1.000 puntos de recarga de acceso público, que eran un objetivo para 2025 y esto hace que sea un hito importante porque nos adelantamos tres años a nuestra hoja de ruta. Somos la primera comunidad autónoma en puntos de recarga por habitante. En Ibiza la red Melib tiene en torno a 70 puntos de recarga y la estamos intentando ampliar mediante la solarización de aparcamientos y puntos de recarga en la calle. La semana que viene se aprobará una línea de ayudas que esperamos que salga en unas semanas de seis millones de euros para instalar puntos de carga y pérgola fotovoltaica para administraciones locales a través del ITS. Además de esta, hay otra línea de ayuda que también incluirá a los particulares. Esto dará un impulso a la movilidad eléctrica ampliando la red de puntos de recarga. Pero quiero hacer un llamamiento al sector privado que coja el relevo de esta oportunidad que es la instalación de puntos de recarga. Nadie concibe ahora mismo una electrolinera pública, eso es algo que debe impulsar el sector privado. Pero volviendo a nivel de la red pública, la proyección es que en tres o cuatro años tripliquemos esta red de recarga.

En Ibiza hay puntos de recarga de la red Melib que llevan meses sin funcionar, ¿cómo se gestiona el mantenimiento?
—Tenemos que mejorar en materia de mantenimiento y somos conscientes de esta cuestión. Es por ello que el IBE a mediados de junio lanzó un contrato para unificar el mantenimiento que hasta ahora gestionaban los ayuntamientos y consells. Hemos mejorado, pero hay algunos inconvenientes como es la crisis de suministros y algunos modelos que no funcionan y las empresas que los gestionan ya nos los fabrican o tardan mucho en su reparación. Hay cosas que se pueden arreglar telemáticamente y son rápidas pero en materia de hardware, por decirlo de algún modo, es más complicado. Al ser pioneros en la creación de una red de recarga vivimos en carne propia esta innovación que a veces funciona y a veces no lo hace tan bien.

Somos referente en puntos de recarga a nivel nacional, pero en los indicadores no damos tan buenos resultados en puntos de recarga rápida y semirápida, ¿se impulsarán?
—Es un apartado en el que debemos avanzar, pero en esto sí que debo decir que el sector privado es el que debe dar el paso. No tiene sentido que la red pública, destinada a recargas de largo plazo, cuando los vehículos están aparcados, deba tener carga rápida o ultrarápida. Tiene sentido en una gasolinera y en según qué lugares estratégicos, pero debe ser la empresa privada quien los ponga en marcha. En Palma ya se puso en marcha una electrolinera de puntos de recarga de 150 kw, en el polígono de Son Castelló, que ha comprado Iberdrola. Es importante disponer de cargas rápidas, porque se pueden necesitar en un momento dado, pero recordemos que a nivel técnico debe irse con cuidado porque este tipo de recargas afectan a la vida de la batería. Lo recomendable es un proceso de carga y descarga lento para cuidar la batería. La movilidad eléctrica nos lleva a cambiar de mentalidad en este sentido. Estamos acostumbrados a repostar en cinco minutos con los motores diésel y gasolina, pero la cosa no va así con las baterías eléctricas para que sean eficientes y duraderas. Debemos aprovechar la ventaja de poder repostar mientras el coche está aparcado, que es algo que no se puede hacer con los vehículos diésel y gasolina.