Las aulas han contado durante décadas con símbolos religiosos, como los crucifijos. | Reuters

El número de alumnos que deciden matricularse en la asignatura de Religión se reduce cada año en los centros de enseñanza pública de Baleares. La materia, que es optativa, ha perdido casi 5.000 estudiantes entre 2016 y 2021, pasando de 31.285 a 26.378 apuntados, según datos facilitados por la Conselleria d’Educació. La entrada en vigor de los nuevos currículos de la LOMLOE en los cursos impares ha supuesto, además, un golpe duro para esta disciplina porque aunque sigue siendo evaluable, ha dejado de contar en la media y no computa para solicitar becas o acceder a la universidad, como sí lo permitía la anterior ley educativa, la LOMCE.

«La reducción se produce desde hace bastantes años de manera progresiva; es una realidad, también en los concertados, pero se nota más en la pública», explica el director general de Planificació, Ordenació i Centres del Govern, Antoni Morante. La mayoría de centros concertados de las Islas son católicos y la religión se mantiene, pero hay otros laicos, como el CIDE, por ejemplo, donde la materia también pierde peso. En Infantil es donde más destaca el bajón registrado este curso en los centros públicos de las Islas, según datos de Educació. Mientras en 2021 se matricularon 3.498 alumnos, ahora lo han hecho 2.648, es decir, se han perdido 850.

«En muchas escuelas públicas no se oferta Religión, como obliga la normativa, porque así lo decide el equipo directivo», asegura la delegada de Enseñanza del Obispado de Mallorca, Roser Sabiote, y afirma que ya lo han puesto en conocimiento de la Inspección Educativa. «Pero el golpe lo hemos recibido en Bachillerato porque ya no cuenta para la media y tampoco se ofrece una asignatura alternativa a Religión; se convierte en una hora de estudio». «Esto la hace poco atractiva porque supone una carga: los alumnos que no la escojan no tienen otra materia extra», comenta la delegada. 1.458 estudiantes de Bachillerato se apuntaron en 2021, mientras que ahora lo han hecho 846, es decir, 612 menos. La LOMLOE, además, ha reducido de cuatro a dos las horas lectivas semanales. Sabiote también denuncia que, en casos puntuales, han detectado que algunos alumnos de institutos se van del centro en vez que quedarse haciendo estudio, como marca la normativa.

En el resto de ciclos educativos, apunta que la pérdida de matriculados en Religión no afecta tanto. En Primaria, este curso se han inscrito 13.337, lo que suponen 710 alumnos menos que en el anterior. En ESO ahora hay 6.609, 235 menos. Aun así, la representante del Obispado valora positivamente los currículos de la LOMLOE porque son una «oportunidad» para «innovar» y «trabajar por competencias». Además, está «esperanzada» porque si en Catalunya la Generalitat acepta crear una optativa alternativa a Religión, llamada Bases de la cultura occidental, con pinceladas de ética y filosofía, «aquí se estudiará», según Sabiote, que no da por acabadas las negociaciones con la Conselleria.

«No enfocamos la Religión de manera tradicional, hemos adaptado la asignatura a la nueva ley educativa y la respuesta está siendo muy buena», asegura Andreu Mir, director de la Fundació Diocesana Ramon Llull, que rige doce colegios del Obispado de Mallorca. Aunque Religión no cuente para la media, «la vemos como una más y nos preocupamos por hacerla más atractiva para los alumnos», explica, y añade que han diseñado materiales y situaciones de aprendizaje propios. Mir destaca que esto lo están trabajando especialmente en Bachillerato, interconectado esta materia con el resto y apostando por una enseñanza que sea «vivencial».

Creer sin imposición

«La Iglesia ha ido perdiendo fuerza y la Religión ha bajado en el ámbito académico, es algo que pasa en las sociedades con libertad de culto como la nuestra», reflexiona el profesor de Antropología de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Alexandre Miquel. «Cuando Religión contaba en la media se escogía porque era una materia fácil y te asegurabas aprobarla, pero al quitar esto bajan los matriculados», continúa, y recuerda que, por definición, el cristianismo, el islam y el judaísmo se definen como religiones de conversión. «Uno la profesa individualmente, pero en la práctica no ha sido nunca así porque se nos adscribe a una iglesia determinada», añade.

Al ser optativa y no contar en la media, el profesor cree que los alumnos la estudian porque realmente creen, no porque les es útil. «Tendrían que estar contentos porque ahora tenemos realmente creyentes que estudian sin ningún tipo de imposición. Cursarla no les beneficia en las notas», asegura, y considera que así «todos estamos contentos, tanto los que queremos sociedades laicas, como los que creen, porque ahora tenemos auténticos creyentes, no porque les obligue la Iglesia o el Estado», concluye.