Mecanismos de prevención. Si el hospital atiende una tentativa real que no requiere ingreso, el paciente entra en el programa de Atenció i Prevenció del Suïcidi que les llaman antes de 72 horas y que les siguen, como mínimo durante seis meses, hasta que remite la ideación suicida. | J. Mora

Sólo el hospital Son Espases atiende a entre 5 y 6 intentos de suicidio diarios desde que se normalizó la pandemia. «Llevamos dos años completamente saturados, con situaciones extremas, la planta de Psiquiatría está al 95 % de la ocupación cuando antes de la pandemia, tanto para niños como para adultos, lo normal era entre un 60 o 70 %», señala el coordinador autonómico de Salut Mental, Oriol Lafau, que calcula que, a nivel de Balears, la cifra se sitúa en entre 17 y 20 tentativas de suicidio diarios. Un dato que también engloba las autolesiones pero que mantiene en alarma a todo el colectivo.

«No es normal, está a tope», señala el doctor Lafau que también trabaja en el hospital de referencia. «Aquí viene la gente que no muere, y la mayoría lo hacen a través del 061, aunque otros vienen por su propio pie», explica. Consultado también este servicio de emergencias, aseguran que en o que se lleva de 2022, el 061 ha atendido unos 1.800 casos, unos cinco diarios.

Esta radiografía de la situación encaja con la percepción de la responsable del Observatorio del Suicidio del IB-Salut, Nicole Haber. «Las estadísticas no han salido pero es una cifra muy real», advierte. Sobre las perspectivas de futuro:«No creo que esto se acabe en poco tiempo porque las secuelas están ahí, problemas económicos, duelos difíciles... Está pasando en todas partes, a nivel mundial», explica.

A más desde el COVID

Los expertos coinciden en señalar que la ideación suicida ha ido a más desde la irrupción de la COVID. «No tenemos una evidencia científica pero todos los profesionales estamos de acuerdo en que ya venía de antes, las cosas no estaban bien y la pandemia las ha hecho aflorar o intensificado», señala Haber.
Desde la administración se trabaja para atajar este problema, «intentamos cambiar la visión del abordaje de salud mental para que sea transversal, hay que romper la visión unilateral y coordinarnos para utilizar los recursos porque todos los servicios están tensionados. No es una cuestión de voluntad, es que no hay profesionales, y los que hay van desbordados», reconoce.

En todos los hospitales públicos hay equipos de prevención que ofrecen un seguimiento a través del programa de Atenció i Prevenció de Suïcidi (APS), que coordina Aina Fernández desde Son Espases. «Hacemos una atención rápida: dentro de las primeras 72 horas hay una valoración telefónica por parte de un profesional para ofrecer visita presencial que se hace antes de 10 días», explica la responsable.
Fernández advierte de que la parte más importante para abordar este tipo de casos es dar un mensaje de esperanza. «Hay que validar y entender que lo pasan mal pero con el mensaje de que no será permanente», señala. «Un intento de suicidio es querer dar una solución definitiva a un problema que puede ser temporal. Les pido que se den un tiempo», explica la psicóloga.